03-14-2007, 11:49 PM
De los intercambios...
Ya es mitad de diciembre y el aire ya tiene es inconfundible olor característico de las fechas, es decir a llanta y polvora quemada, a alcohol y sobre todo a paisano espalda mojada que viene de regreso a presumirnos que se mató trabajando como negr, digo, como afroamericano, todo un año para gastarse su lana en un carro que el año que viene valdrá el 50% de lo que le costó.
Pero bueno, es diciembre y las oficinas, escuelas y demás grupúsculos sociales populan de gente que todo el año se portó de manera por demás nefasta, pero que en diciembre su miserable corazón se les ablanda y se quieren portar bonito (Hipócrita! Si, le estoy diciéndo a usted, y que!).
Una de las prácticas mas comunes que se tienen en esos grupos para reafirmar en diciembre sus inexistentes amistades son los mentaditos intercambios. Déjeme contarle querido lector acerca de mis experiencias nefastas de los intercambios:
Caso 1. El regalo nefasto.
El primer intercambio que me acuerdo fué, en mi exclusiva primaria de chamanes y curanderos llamada "Escuela Primaria Federal Rural Constitución de 1917, Artículo 123, Fracción II, parrafo tres, versículo 5 según San Venustiano Carranza", me acuerdo que yo regalé un hermoso juguete educativo que prepararía al afortunado receptor de mi regalo para tener una vida productiva, aprender acerca del mundo real, y sobre todo a defenderse... Es decir, regalé una pistola de juguete.
Ese año me acuerdo que recibí algo que yo a la fecha llamo el regalo nefasto, que podría describirse como "Un artículo de uso diario que tienes que comprar porque en verdad lo ocupas, no porque te guste o realmente se desee", el regalo que me dieron fué un par de libretas Scribe de raya tamaño profesional.
Para un niño, recibir dos libretas de regalo sería como si usted querida lectora fuera una ama de casa y el día de las madres le regalaran una escoba, ni mas, ni menos.
Caso 2 El regalo inutil.
El siguiente intercambio que me dejó con ganas de darle una patada a mi... esteee... vamos a llamarle "Obsequiante" (Cuya contra parte sería el "obsequiado" y el objeto será el "obsequio", ¿Ok?), fué en la secundaria privada dirigida por una monjitas la cual se llamaba "Escuela secundaria de nuestro señor del perpetuo socorro de todos los santos, mártires y beatos de Dios padre omnipotente, omnipresente del sagrado corazón en vos confío yo pecador y amén".
En esta ocasión no recuerdo que regalé, pero fué algo bueno, pero no estoy seguro si fué el apaqrato ese que le sacaba el jugo a las neranjas sin pelarlas, o uno de esos cuchillos japoneses que cortababan suelas de zapato. Pero el chiste es que me esmeré en regalar algo bueno para que salgan con un maldito regalo inutil, que definiré como "algo que nunca comprarías porque prácticamente no sirve para nada". En este caso me regalaron un "Santa Clos" para colgar en la puerta.
Caso 3. El regalo "Pseudo Culto".
¿Acaso no es divertido leer? ¡Claro que lo es! Siempre y cuando se lea algo bueno o en su defecto "aceptable", mucha gente regala libros en los intercambios, y eso es muy bueno porque cuando menos se promueve la ñlectura aunque sea para aparentar que se es "culto" y te gusta mucho "el código Da Vinci" porque se ve "nais" cuando lo traes cargando bajo la axila y hace juego con tu sueter.
Lo irónico es que nunca falta el sujeto que tiene complejo de psicólogo mezclado con la madre Teresa de calcuta y termina regalándote libros de superación personal y diciendo:
"Es que te veo muy triste y creo que en ese libro encontrarás las respuestas que buscas" ó "Ese libro me ayudó mucho a mi y me hizo reflexionar sobre la vida.. y es que la vida es una carrera por el queso... y blah, blah, blah!"
Bueno querido lector, ahora que he sacado mi trauma con respecto a los intercambios, y me acabo de ahorrar una visita al psicólogo, procedo a despedirme de usted, no sin darles mi acostumbrado, solicitado y por demás valioso consejo:
"El mejor remedio para evitar las decepciones de los intercambios (digo, lo mejor es evitarlos) es mantener expectativas bajas. Así es querido lector(a), lo invito a desconfiar de la humanidad, a olvidar el espíritu navideño y no esperar nada bonito de los seres humanos, mantenga expectativas bajas y nunca será defraudado en la vida, ese consejo le doy porque Popeye el marino soy*."
Ya es mitad de diciembre y el aire ya tiene es inconfundible olor característico de las fechas, es decir a llanta y polvora quemada, a alcohol y sobre todo a paisano espalda mojada que viene de regreso a presumirnos que se mató trabajando como negr, digo, como afroamericano, todo un año para gastarse su lana en un carro que el año que viene valdrá el 50% de lo que le costó.
Pero bueno, es diciembre y las oficinas, escuelas y demás grupúsculos sociales populan de gente que todo el año se portó de manera por demás nefasta, pero que en diciembre su miserable corazón se les ablanda y se quieren portar bonito (Hipócrita! Si, le estoy diciéndo a usted, y que!).
Una de las prácticas mas comunes que se tienen en esos grupos para reafirmar en diciembre sus inexistentes amistades son los mentaditos intercambios. Déjeme contarle querido lector acerca de mis experiencias nefastas de los intercambios:
Caso 1. El regalo nefasto.
El primer intercambio que me acuerdo fué, en mi exclusiva primaria de chamanes y curanderos llamada "Escuela Primaria Federal Rural Constitución de 1917, Artículo 123, Fracción II, parrafo tres, versículo 5 según San Venustiano Carranza", me acuerdo que yo regalé un hermoso juguete educativo que prepararía al afortunado receptor de mi regalo para tener una vida productiva, aprender acerca del mundo real, y sobre todo a defenderse... Es decir, regalé una pistola de juguete.
Ese año me acuerdo que recibí algo que yo a la fecha llamo el regalo nefasto, que podría describirse como "Un artículo de uso diario que tienes que comprar porque en verdad lo ocupas, no porque te guste o realmente se desee", el regalo que me dieron fué un par de libretas Scribe de raya tamaño profesional.
Para un niño, recibir dos libretas de regalo sería como si usted querida lectora fuera una ama de casa y el día de las madres le regalaran una escoba, ni mas, ni menos.
Caso 2 El regalo inutil.
El siguiente intercambio que me dejó con ganas de darle una patada a mi... esteee... vamos a llamarle "Obsequiante" (Cuya contra parte sería el "obsequiado" y el objeto será el "obsequio", ¿Ok?), fué en la secundaria privada dirigida por una monjitas la cual se llamaba "Escuela secundaria de nuestro señor del perpetuo socorro de todos los santos, mártires y beatos de Dios padre omnipotente, omnipresente del sagrado corazón en vos confío yo pecador y amén".
En esta ocasión no recuerdo que regalé, pero fué algo bueno, pero no estoy seguro si fué el apaqrato ese que le sacaba el jugo a las neranjas sin pelarlas, o uno de esos cuchillos japoneses que cortababan suelas de zapato. Pero el chiste es que me esmeré en regalar algo bueno para que salgan con un maldito regalo inutil, que definiré como "algo que nunca comprarías porque prácticamente no sirve para nada". En este caso me regalaron un "Santa Clos" para colgar en la puerta.
Caso 3. El regalo "Pseudo Culto".
¿Acaso no es divertido leer? ¡Claro que lo es! Siempre y cuando se lea algo bueno o en su defecto "aceptable", mucha gente regala libros en los intercambios, y eso es muy bueno porque cuando menos se promueve la ñlectura aunque sea para aparentar que se es "culto" y te gusta mucho "el código Da Vinci" porque se ve "nais" cuando lo traes cargando bajo la axila y hace juego con tu sueter.
Lo irónico es que nunca falta el sujeto que tiene complejo de psicólogo mezclado con la madre Teresa de calcuta y termina regalándote libros de superación personal y diciendo:
"Es que te veo muy triste y creo que en ese libro encontrarás las respuestas que buscas" ó "Ese libro me ayudó mucho a mi y me hizo reflexionar sobre la vida.. y es que la vida es una carrera por el queso... y blah, blah, blah!"
Bueno querido lector, ahora que he sacado mi trauma con respecto a los intercambios, y me acabo de ahorrar una visita al psicólogo, procedo a despedirme de usted, no sin darles mi acostumbrado, solicitado y por demás valioso consejo:
"El mejor remedio para evitar las decepciones de los intercambios (digo, lo mejor es evitarlos) es mantener expectativas bajas. Así es querido lector(a), lo invito a desconfiar de la humanidad, a olvidar el espíritu navideño y no esperar nada bonito de los seres humanos, mantenga expectativas bajas y nunca será defraudado en la vida, ese consejo le doy porque Popeye el marino soy*."
La consigna:<br />Mantener la Dignidad, la Fe, la Esperanza, el Respeto y el Honor. A traves de la Sabiduria, la Serenidad, la Sensibilidad y la Sencillez. regresar al Origen. <br /><br />Los seres humanos son libres excepto cuando la humanidad los necesita.<br />ORSON SCOTT CARD

