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El arte de la guerra.
#21

Quienes defendían su uso, decían que una técnica muy antigua para el empleo de las agujas se había desarrollado a partir de un juego que jugaban las costureras y los tejedores emigrados desde China a Japón en los siglos V o VI. Si bien no se consideraba propiamente un método de ataque, fue practicado hasta la época del shogunado Ashikaga, como medio preliminar para mantener a raya al adversario.
Los detractores llegaban a afirmar que jamás había existido esa técnica antigua, aunque admitían que lanzar agujas soplando se había practicado como juego en otra época. Si bien concedían que las mujeres podían haberse divertido de esa manera, rechazaban de plano que el lanzamiento de agujas con la boca pudiera refinarse hasta el grado necesario para causar lesiones. También señalaban que la saliva podía absorber cierta cantidad de calor, frío o acidez, pero su eficacia era escasa para absorber el dolor causado por los pinchazos en el interior de la boca. Por supuesto, a esto se replicaba diciendo que, con suficiente práctica, una persona podía aprender a guardar las agujas en la boca sin dolor y manipularlas con la lengua con gran precisión y fuerza. Bastaban para dejar ciego a un hombre.
Los escépticos replicaban que incluso en el caso de que la aguja pudiera lanzarse con fuerza y rapidez, las posibilidades de herir con ellas eran mínimas. Al fin y al cabo, las únicas partes del rostro vulnerables a semejante ataque eran los ojos, y las posibilidades de alcanzarlos eran escasas incluso en las mejores condiciones. Y a menos que la aguja penetrara en la pupila, el daño sería insignificante.
Tras escuchar la mayor parte de estos argumentos en una u otra ocasión, Musashi se había decantado por el grupo de los escépticos. Después de su experiencia, se dio cuenta de lo prematuro que había sido su juicio y lo importantes y útiles que podían resultar posteriormente los fragmentos de conocimiento adquiridos al azar.
Las agujas no le habían alcanzado la pupila, pero el ojo le lloriqueaba.
Pág. 316.

Marco Antonio Arenas Chipola fue expulsado por insultar a mujeres y reclutador para sectas. Se confirma en el año 2009 que ha sido reclutado por la secta templo de la serpiente emplumada, y que realizó robo de un perro con pedigree hacia nuestra AC, además de despojo a su maestro de artes Marciales, Hoffner Long.
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#22

En la práctica del Arte de la Guerra, se dice que uno debe discernir desde la punta de la espada de su enemigo el grado de su capacidad.
Pág. 321.

Marco Antonio Arenas Chipola fue expulsado por insultar a mujeres y reclutador para sectas. Se confirma en el año 2009 que ha sido reclutado por la secta templo de la serpiente emplumada, y que realizó robo de un perro con pedigree hacia nuestra AC, además de despojo a su maestro de artes Marciales, Hoffner Long.
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#23

Resumen del libro, atencion si no has leido el libro este resumen puede quitarle el factor sorpresa a la novela.
Si aun asi quieres continuar leyendo, adelante.

2. El arte de la guerra

Fugitivo tras la batalla de Sekigahara y renacido con el nombre de Musashi, un joven aspirante a samurai vagabundea intensamente entregado al Camino de la Espada. Con el ímpetu propio de su juventud ha desafiado a diversos guerreros de renombre buscando perfeccionar su propio estilo de lucha, habiendo deshonrado a la renombrada Escuela Yoshioka en dos ocasiones.
Los alumnos de Yoshioka se sienten obligados a dar muerte a Musashi para poder recuperar el honor perdido. Junto a ellos juega sus propias bazas otro espadachín en camino de labrarse su propia reputación, Sasaki Kojiro.
Musashi sufre asimismo la persecución de la vieja Osugi, que ha jurado venganza creyéndole responsable de la ruptura del compromiso matrimonial entre Matahachi, hijo de Osugi y compañero de juventud de Musashi, y la joven Otsu. Matahachi se había fugado con Oko, una viuda que lo indujo a romper su compromiso, y a la que deja después de sentirse inútil a su lado. Acostumbrado a una vida indolente, usurpa durante un tiempo la personalidad de Kojiro hasta encontrarse accidentalmente con su madre. Orgulloso pero débil de carácter, no puede soportar mucho tiempo la personalidad exigente de la mujer y la abandona para seguir su propio camino.
Por su parte, Otsu se ha enamorado profundamente de Musashi y ha decidido seguirle a donde vaya. Tras conocer a Jotaro, un rapaz deslenguado a quien Musashi ha aceptado como discípulo, ambos viajan juntos en su busca. Llegan a Kyoto poco antes de la celebración del duelo entre Musashi y Seijuro, uno de los maestros de la Escuela Yoshioka, pero un cúmulo de circunstancias impiden la reunión que todos ansian.
Justo antes del duelo, Musashi tiene un encuentro con Osugi, a la que no consigue hacer entrar en razón, y seguidamente con Akemi, la hija de Oko, a la que conoció años atrás con Matahachi. Durante la conversación que sigue, en la que la joven le revela inesperadamente un amor que él no puede compartir, Musashi y Sasaki Kojiro se ven por primera vez y ambos descubren en el otro un enemigo letal a quien deberán enfrentarse algún día.

Marco Antonio Arenas Chipola fue expulsado por insultar a mujeres y reclutador para sectas. Se confirma en el año 2009 que ha sido reclutado por la secta templo de la serpiente emplumada, y que realizó robo de un perro con pedigree hacia nuestra AC, además de despojo a su maestro de artes Marciales, Hoffner Long.
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