10-15-2007, 04:32 AM
Fuente: Diario Hoy.net
http://www.diariohoy.net/notas/verNoticia....html/268482036/
Hallan la evidencia más confiable del perro prehispánico en nuestra región
El descubrimiento confirma que los españoles trajeron otros perros, porque en estas latitudes ya acompañaban a pueblos de cazadores pampeanos y patagónicos. Los restos completos del animal los encontraron en un cementerio indígena, sobre el cuerpo de un nene que tenía un ajuar
Por Esteban M. Trebucq
De la Redacción de Hoy
En nuestra Pampa y en la Patagonia, los perros acompañaban a los pueblos cazadores desde mucho tiempo antes de la llegada de los españoles. Así lo confirman dos hallazgos realizados en forma independiente y paralela por científicos del Conicet, con amplia participación de profesionales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). En otras palabras, el mejor amigo del hombre ocupa ese espacio social desde antes de lo que se creía.
Francisco Prevosti es un joven becario del Conicet, paleontólogo de la UNLP y el único argentino dedicado de lleno a la específica investigación de la sistémica / taxonomía de cánidos en estas latitudes. Antes de las vacaciones de invierno llegó hasta su pequeño laboratorio, en el subsuelo del Museo de Ciencias Naturales, el esqueleto completo y un cráneo muy deteriorado, de unos 15 centímetros, de un animal a determinar. Cuando lo vio, supo que era algo importante; tras los estudios morfológicos de rigor, arribó a la conclusión: la evidencia más robusta de un perro doméstico prehispánico en esta región.
Unos días antes, el equipo de la doctora en arqueología de la UBA Mónica Berón había encontrado estas piezas enterradas junto a los restos de un individuo muy joven, que tenía diversas cuentas, por lo que se estima que era alguien especial dentro de su población, en un cementerio aborigen de incalculable trascendencia arqueológica en el centro de la provincia de La Pampa, cerca de Puelches.
Las excavaciones en ese sitio, cuya locación exacta no se puede dar a conocer para preservar todo el material que allí se encuentra, comenzaron en 1997. Es un cementerio de cazadores recolectores que fue utilizado durante por lo menos siete siglos, entre el 1000 y el 400 antes del presente. Tiene una cantidad importantísima de datos sobre estas poblaciones. Cuando realizamos los trabajos de campo nos encontramos con los restos del perro, describe Berón en diálogo con Hoy.
Es el primer registro de enterramiento de perros, se entusiasma la profesional, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad del Centro, con sede en Olavarría. Hasta el momento, su equipo, también integrado por estudiantes y graduados de la UNLP, la UBA y de la mencionada casa de estudios, excavó 49 metros cuadrados de los 210 que ocupa todo el cementerio. Tenemos los restos de unas 140 personas, dice Berón.
Fuera de lo común
Este hallazgo está compuesto por un niño de dos a tres años con un abundante ajuar que incluye un collar de 220 cuentas de hueso y mineral de cobre. Lo acompaña un ejemplar mediano de perro doméstico (denominado canis familiaris), colocado cuidadosamente en posición enfrentada con el niño y por encima de su cuerpo.
Cuando recibí las fotos en mi computadora -cuenta Prevosti a Hoy- me sorprendió mucho. Era impresionante. Luego pude comprobar que eran los restos de un perro. Aún no está determinada con precisión la fecha de los mismos, que este joven paleontólogo los comparó con un ejemplar de zorro de esa época para precisar similitudes e identificar características propias.
En otros países hay varios casos registrados de entierros de perro doméstico con algún ser humano. Lo que no es para nada común es encontrarlos en la región pampeana, aporta Berón.
Pasado difuso
Los perros tenían las cúspides de los dientes más robustas, no tan puntiagudas como las del zorro, afirma Prevosti.
Para fechar los restos, algunos serán enviados a la Universidad de Georgia (EEUU). Allí le realizarán pruebas de carbono 14 y una técnica de aceleración de partículas (conocida como AMS, por su sigla en inglés) sobre porciones muy pequeñas de colágeno, materia orgánica clave para determinar su antigüedad.
El pasado de los perros en estas latitudes es bastante difuso, ya que no existían registros irrefutables.
Hubo otras noticias de perros domésticos, pero cuando los datos fueron revisados recientemente se concluyó de que eran zorros o cánidos silvestres. Todos los casos son dudosos, dice Berón. Coincidente es la mirada del especialista Prevosti, para quien el reciente hallazgo es la evidencia más sólida que existe del perro prehispánico.
¿Vino desde Asia?
¿Qué hacían los perros en ese entonces? Tampoco esto fue determinado con claridad; para ello hacen falta más estudios, ya que el descubrimiento es muy reciente.
Aunque existen diversas teorías, se cree que el hombre llegó a este continente hace unos 13 mil años luego de ingresar por el Estrecho de Bering y poblar de norte a sur. En Europa y Asia hay registros de perros de hace 15 mil años, informa Prevosti, que en los próximos días defenderá su tesis doctoral sobre Grandes cánidos del pleistoceno de América del Sur. Y en Norteamérica, de por lo menos 8 mil.
Efectivamente, los españoles trajeron perros, pero otros, diferentes, aclara el joven investigador, integrante del Departamento Científico de Paleontología Vertebrados del Museo.
Unos días antes de recibir los restos del mencionado ejemplar, Prevosti analizó un molar que le acercó otro investigador de la UNLP, Luciano Prates, que también trabaja en ese templo de las ciencias naturales. Lo encontró cerca de un fogón alguna vez encendido en un campamento de cazadores patagónicos, cerca a General Conesa, provincia de Río Negro. Pertenecía a un perro de mil años de antigüedad, hasta ahora la evidencia más vieja en esta región del mejor amigo del hombre.
El mejor amigo del hombre
Los antecedentes del perro se remontan a millones de años atrás. Pero los primeros hallazgos verificables se produjeron en Asia hace unos 15 mil años. ¿De allí vinieron a América?
Hace 30 millones de años, según fuentes científicas, apareció sobre la Tierra, durante el período Oligoceno, una criatura con la apariencia de un perro.
El cynodictis, un animal parecido a la mangosta con un largo hocico, puede ser uno de los antepasados más antiguos de este popular animal. Otra criatura prehistórica parecida a los cánidos, el tomarctus, vivió durante el período Mioceno, hace 24 millones de años.
El género canis evolucionó y se convirtió en canis lupus o lobo, hace 300 mil años, mientras que el perro doméstico, descendiente de aquél, apareció hace sólo 15 mil años. Aunque muchas de estas apreciaciones son debatidas actualmente por la comunidad científica.
Todos los perros, sin importar su aspecto o tamaño, tienen al lobo como antepasado, por eso es que sienten y se comportan como ellos.
Los egipcios y los habitantes del Asia Occidental fueron los primeros en criar perros, principalmente mastines y galgos. En la época de la Roma imperial ya existían razas que se conocen actualmente, y tenían preferencia especial por los galgos. Igual que el actual letrero Cuidado con el perro, los romanos escribían Cave canem que significa lo mismo pero en latín.
Fueron usados en esos tiempos para pastorear, como vigilantes, como compañía, para el deporte y, en algunas culturas, en especial las orientales, fueron incluidos en los cultos religiosos.
Los perros heredaron los ojos, el olfato y las orejas de su antepasado, el lobo. Estos sentidos evolucionaron junto con la nueva especie y se adaptaron en las distintas razas caninas gracias al cruce o selección artificial. Un buen ejemplo es el caso de los galgos, que a través del tiempo lograron desarrollar una vista mejor aun que la de los lobos.
Interacción, movilidad y violencia
En el sitio arqueológico pampeano se encontraron una cantidad importante de restos de las poblaciones prehispánicas de cazadores recolectores. Entre las muchas evidencias que hallamos, algunas revelan la interacción y movilidad de estas comunidades hacia la provincia de Buenos Aires, la Costa Atlántica y el centro y sur de Chile. También se puede inferir que hubo numerosos casos de violencia y conflicto entre las poblaciones indígenas, señala a Hoy la científica Mónica Berón, integrante del Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, una institución dedicada a la investigación, difusión y conservación de los patrimonios histórico yantropológico.
Para la profesional, estos hallazgos dan cuenta de la insospechada complejidad de las poblaciones prehispánicas.
Las excavaciones en el lugar comenzaron en 1997 con un equipo interdisciplinario integrado por 12 personas. Coordinado por Berón, en él se destacan los bioantropólogos Inés Baffi y Leandro Luna, ambos de la UBA.
http://www.diariohoy.net/notas/verNoticia....html/268482036/
Hallan la evidencia más confiable del perro prehispánico en nuestra región
El descubrimiento confirma que los españoles trajeron otros perros, porque en estas latitudes ya acompañaban a pueblos de cazadores pampeanos y patagónicos. Los restos completos del animal los encontraron en un cementerio indígena, sobre el cuerpo de un nene que tenía un ajuar
Por Esteban M. Trebucq
De la Redacción de Hoy
En nuestra Pampa y en la Patagonia, los perros acompañaban a los pueblos cazadores desde mucho tiempo antes de la llegada de los españoles. Así lo confirman dos hallazgos realizados en forma independiente y paralela por científicos del Conicet, con amplia participación de profesionales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). En otras palabras, el mejor amigo del hombre ocupa ese espacio social desde antes de lo que se creía.
Francisco Prevosti es un joven becario del Conicet, paleontólogo de la UNLP y el único argentino dedicado de lleno a la específica investigación de la sistémica / taxonomía de cánidos en estas latitudes. Antes de las vacaciones de invierno llegó hasta su pequeño laboratorio, en el subsuelo del Museo de Ciencias Naturales, el esqueleto completo y un cráneo muy deteriorado, de unos 15 centímetros, de un animal a determinar. Cuando lo vio, supo que era algo importante; tras los estudios morfológicos de rigor, arribó a la conclusión: la evidencia más robusta de un perro doméstico prehispánico en esta región.
Unos días antes, el equipo de la doctora en arqueología de la UBA Mónica Berón había encontrado estas piezas enterradas junto a los restos de un individuo muy joven, que tenía diversas cuentas, por lo que se estima que era alguien especial dentro de su población, en un cementerio aborigen de incalculable trascendencia arqueológica en el centro de la provincia de La Pampa, cerca de Puelches.
Las excavaciones en ese sitio, cuya locación exacta no se puede dar a conocer para preservar todo el material que allí se encuentra, comenzaron en 1997. Es un cementerio de cazadores recolectores que fue utilizado durante por lo menos siete siglos, entre el 1000 y el 400 antes del presente. Tiene una cantidad importantísima de datos sobre estas poblaciones. Cuando realizamos los trabajos de campo nos encontramos con los restos del perro, describe Berón en diálogo con Hoy.
Es el primer registro de enterramiento de perros, se entusiasma la profesional, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad del Centro, con sede en Olavarría. Hasta el momento, su equipo, también integrado por estudiantes y graduados de la UNLP, la UBA y de la mencionada casa de estudios, excavó 49 metros cuadrados de los 210 que ocupa todo el cementerio. Tenemos los restos de unas 140 personas, dice Berón.
Fuera de lo común
Este hallazgo está compuesto por un niño de dos a tres años con un abundante ajuar que incluye un collar de 220 cuentas de hueso y mineral de cobre. Lo acompaña un ejemplar mediano de perro doméstico (denominado canis familiaris), colocado cuidadosamente en posición enfrentada con el niño y por encima de su cuerpo.
Cuando recibí las fotos en mi computadora -cuenta Prevosti a Hoy- me sorprendió mucho. Era impresionante. Luego pude comprobar que eran los restos de un perro. Aún no está determinada con precisión la fecha de los mismos, que este joven paleontólogo los comparó con un ejemplar de zorro de esa época para precisar similitudes e identificar características propias.
En otros países hay varios casos registrados de entierros de perro doméstico con algún ser humano. Lo que no es para nada común es encontrarlos en la región pampeana, aporta Berón.
Pasado difuso
Los perros tenían las cúspides de los dientes más robustas, no tan puntiagudas como las del zorro, afirma Prevosti.
Para fechar los restos, algunos serán enviados a la Universidad de Georgia (EEUU). Allí le realizarán pruebas de carbono 14 y una técnica de aceleración de partículas (conocida como AMS, por su sigla en inglés) sobre porciones muy pequeñas de colágeno, materia orgánica clave para determinar su antigüedad.
El pasado de los perros en estas latitudes es bastante difuso, ya que no existían registros irrefutables.
Hubo otras noticias de perros domésticos, pero cuando los datos fueron revisados recientemente se concluyó de que eran zorros o cánidos silvestres. Todos los casos son dudosos, dice Berón. Coincidente es la mirada del especialista Prevosti, para quien el reciente hallazgo es la evidencia más sólida que existe del perro prehispánico.
¿Vino desde Asia?
¿Qué hacían los perros en ese entonces? Tampoco esto fue determinado con claridad; para ello hacen falta más estudios, ya que el descubrimiento es muy reciente.
Aunque existen diversas teorías, se cree que el hombre llegó a este continente hace unos 13 mil años luego de ingresar por el Estrecho de Bering y poblar de norte a sur. En Europa y Asia hay registros de perros de hace 15 mil años, informa Prevosti, que en los próximos días defenderá su tesis doctoral sobre Grandes cánidos del pleistoceno de América del Sur. Y en Norteamérica, de por lo menos 8 mil.
Efectivamente, los españoles trajeron perros, pero otros, diferentes, aclara el joven investigador, integrante del Departamento Científico de Paleontología Vertebrados del Museo.
Unos días antes de recibir los restos del mencionado ejemplar, Prevosti analizó un molar que le acercó otro investigador de la UNLP, Luciano Prates, que también trabaja en ese templo de las ciencias naturales. Lo encontró cerca de un fogón alguna vez encendido en un campamento de cazadores patagónicos, cerca a General Conesa, provincia de Río Negro. Pertenecía a un perro de mil años de antigüedad, hasta ahora la evidencia más vieja en esta región del mejor amigo del hombre.
El mejor amigo del hombre
Los antecedentes del perro se remontan a millones de años atrás. Pero los primeros hallazgos verificables se produjeron en Asia hace unos 15 mil años. ¿De allí vinieron a América?
Hace 30 millones de años, según fuentes científicas, apareció sobre la Tierra, durante el período Oligoceno, una criatura con la apariencia de un perro.
El cynodictis, un animal parecido a la mangosta con un largo hocico, puede ser uno de los antepasados más antiguos de este popular animal. Otra criatura prehistórica parecida a los cánidos, el tomarctus, vivió durante el período Mioceno, hace 24 millones de años.
El género canis evolucionó y se convirtió en canis lupus o lobo, hace 300 mil años, mientras que el perro doméstico, descendiente de aquél, apareció hace sólo 15 mil años. Aunque muchas de estas apreciaciones son debatidas actualmente por la comunidad científica.
Todos los perros, sin importar su aspecto o tamaño, tienen al lobo como antepasado, por eso es que sienten y se comportan como ellos.
Los egipcios y los habitantes del Asia Occidental fueron los primeros en criar perros, principalmente mastines y galgos. En la época de la Roma imperial ya existían razas que se conocen actualmente, y tenían preferencia especial por los galgos. Igual que el actual letrero Cuidado con el perro, los romanos escribían Cave canem que significa lo mismo pero en latín.
Fueron usados en esos tiempos para pastorear, como vigilantes, como compañía, para el deporte y, en algunas culturas, en especial las orientales, fueron incluidos en los cultos religiosos.
Los perros heredaron los ojos, el olfato y las orejas de su antepasado, el lobo. Estos sentidos evolucionaron junto con la nueva especie y se adaptaron en las distintas razas caninas gracias al cruce o selección artificial. Un buen ejemplo es el caso de los galgos, que a través del tiempo lograron desarrollar una vista mejor aun que la de los lobos.
Interacción, movilidad y violencia
En el sitio arqueológico pampeano se encontraron una cantidad importante de restos de las poblaciones prehispánicas de cazadores recolectores. Entre las muchas evidencias que hallamos, algunas revelan la interacción y movilidad de estas comunidades hacia la provincia de Buenos Aires, la Costa Atlántica y el centro y sur de Chile. También se puede inferir que hubo numerosos casos de violencia y conflicto entre las poblaciones indígenas, señala a Hoy la científica Mónica Berón, integrante del Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, una institución dedicada a la investigación, difusión y conservación de los patrimonios histórico yantropológico.
Para la profesional, estos hallazgos dan cuenta de la insospechada complejidad de las poblaciones prehispánicas.
Las excavaciones en el lugar comenzaron en 1997 con un equipo interdisciplinario integrado por 12 personas. Coordinado por Berón, en él se destacan los bioantropólogos Inés Baffi y Leandro Luna, ambos de la UBA.
El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)

