12-11-2007, 08:47 AM
[color=#dfdfdf][size=]Del aspecto conmovedor de las cosas[/size]
¿Significa eso que los guerreros leales y los rebeldes malignos son lo mismo después de muertos?
¡No! exclamó Musashi. Un samurai considera su nombre sagrado. Si lo ensucia, no hay posibilidad de reparación a lo largo de todas las generaciones.
Entonces, ¿por qué el Buda trata por igual a los servidores leales y a los malos?
Porque todas las personas son iguales en lo fundamental. Algunas están tan cegadas por el egoísmo y el deseo que se convierten en rebeldes o bandoleros. El Buda está dispuesto a hacer la vista gorda. Insta a todos por igual a que acepten la iluminación, abran los ojos a la verdadera sabiduría. Ese es el mensaje de un millar de escrituras. Por supuesto, cuando uno muere, no hay más que el vacío.
Ya veo dijo Iori, sin ver nada realmente. Reflexionó en el asunto durante varios minutos y entonces preguntó: Pero eso no le ocurre al verdadero samurai, ¿verdad? No hay un vacío total cuando un samurai muere.
¿Por qué dices eso?
Su nombre sigue viviendo, ¿no es cierto?
Así es.
Si es un mal nombre, sigue siendo malo. Si es un buen nombre, sigue siendo bueno, aun cuando el samurai haya quedado reducido a unos huesos. ¿No ocurre así?
Sí, pero en realidad no es tan sencillo dijo Musashi, preguntándose de qué manera podría orientar la curiosidad de su discípulo. Mira, el samurai sabe apreciar el aspecto conmovedor de las cosas, la belleza profunda de lo existente unida al patetismo de su naturaleza efímera. Un guerrero que carezca de esa sensibilidad es como un arbusto en el desierto. Ser un luchador fuerte y nada más es como ser un tifón. Lo mismo les sucede a los espadachines que no tienen en la cabeza más que la espada, la espada, la espada. Un verdadero samurai, un espadachín auténtico, tiene sentimientos compasivos, comprende el patetismo de la vida.
Bibliografía: Yoshikawa, Eiji; - Musashi 5 - El camino de la vida y de la muerte , pag. 43
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