02-12-2008, 04:49 PM
Hay cosas que son de sentido común, hay que ser tonto para ir a acercarse de buenas a primeras a un perro que no se conoce, invadir su territorio y peor aún, tratarlo de tocar.
Historias familiares
En casa de mi abuela siempre hubo animales, sobre todo siempre había un perro:
Manuel Francisco Muñoz
Este perro con nombre de persona, era un animal muy singular, que viajaba junto con mi madre y mi abuela en autobús, con su respectivo tiquete y asiento =P
Mi abuela lo recogió cuando estaba recién nacido y aún ni siquiera había abierto los ojos, mi tía también estaba recién nacida así que mi abuela tenía dos bebés que atender y alimentar (aunque supongo que al perro no le daba teta sino alguna leche preparada).
Manuel Francisco era un perro inteligente y fiel como el que más, y no sabía correr... pero sí pelear, de hecho se hizo famoso en el barrio por eso, ya que ya en varias ocasiones al ir paseando se tuvo que ver enfrentado (en alguna ocasión para salvar a mi madre que era pequeña, de ser mordida) con otros perros a quienes dio muerte rápidamente. Al punto llegó su fama que llegó gente a casa de mi abuela llevando sus perros de raza para retar a Manuel Francisco (que era de raza indefinida), tanta fue la impertinencia de uno de estos señores que mi abuela dijo "bueno si quiere que Manuel Francisco mate a su perro venga", y dicho y hecho en un instante nuestro amigo le partió el cuello al pobre perro (hombres insensatos). Se piensa que su fama fue también la causa de su muerte, ya que un día nuestro amiguito amaneció envenenado.
La Pirry
Esta era una doberman muy cariñosa e inteligente, recibía a mi abuelo parada en dos patas para abrazarlo y darle besitos (en dos patas llegaba a 1.80 metros de altura), y le gustaba que mi abuela la cargara como bebé.
Este era el can guardián de mi tía, y mi abuela tenía que regañar a mi tía cuando se portaba mal, en ausencia de La Pirry porque si no ésta se enojaba muchísimo.
Una de sus características era que se escapaba de la casa y se metía a otras casas a robar para llevarlas de regalo a sus amos, ya era el terror del barrio, una vez le trajo una muñeca a mi tía, en otra ocasión le trajo un pavo congelado a mi abuela. (le gustaba romper las cadenas a la que la amarraban)
También a veces se escapa de noche y se escondía en un matorral que estaba en la misma calle, y sin ánimo de contribuir con leyendas negras de los doberman, por alguna extraña coincidencia le daba por morder a gente de raza negra.
Al parecer la gota que derramó el vaso entre la gente del barrio fue la irrupción de La Pirry, y la ingesta de toda la comida de una fiesta de cumpleaños a la que no habían invitado a mi tía, ya que poco tiempo después también amaneció envenenada.
Segismunda
Perrita Doberman también, muy amorosa, todos los días le dejaba a mi abuela de regalo en la puerta una zarigüeya muerta (creo que debe de haber exterminado la población de zarigüeyas del área).
Esta era tan buen perro que se la robaron
Nunca más apareció.
Historias familiares
En casa de mi abuela siempre hubo animales, sobre todo siempre había un perro:
Manuel Francisco Muñoz
Este perro con nombre de persona, era un animal muy singular, que viajaba junto con mi madre y mi abuela en autobús, con su respectivo tiquete y asiento =P
Mi abuela lo recogió cuando estaba recién nacido y aún ni siquiera había abierto los ojos, mi tía también estaba recién nacida así que mi abuela tenía dos bebés que atender y alimentar (aunque supongo que al perro no le daba teta sino alguna leche preparada).
Manuel Francisco era un perro inteligente y fiel como el que más, y no sabía correr... pero sí pelear, de hecho se hizo famoso en el barrio por eso, ya que ya en varias ocasiones al ir paseando se tuvo que ver enfrentado (en alguna ocasión para salvar a mi madre que era pequeña, de ser mordida) con otros perros a quienes dio muerte rápidamente. Al punto llegó su fama que llegó gente a casa de mi abuela llevando sus perros de raza para retar a Manuel Francisco (que era de raza indefinida), tanta fue la impertinencia de uno de estos señores que mi abuela dijo "bueno si quiere que Manuel Francisco mate a su perro venga", y dicho y hecho en un instante nuestro amigo le partió el cuello al pobre perro (hombres insensatos). Se piensa que su fama fue también la causa de su muerte, ya que un día nuestro amiguito amaneció envenenado.
La Pirry
Esta era una doberman muy cariñosa e inteligente, recibía a mi abuelo parada en dos patas para abrazarlo y darle besitos (en dos patas llegaba a 1.80 metros de altura), y le gustaba que mi abuela la cargara como bebé.
Este era el can guardián de mi tía, y mi abuela tenía que regañar a mi tía cuando se portaba mal, en ausencia de La Pirry porque si no ésta se enojaba muchísimo.
Una de sus características era que se escapaba de la casa y se metía a otras casas a robar para llevarlas de regalo a sus amos, ya era el terror del barrio, una vez le trajo una muñeca a mi tía, en otra ocasión le trajo un pavo congelado a mi abuela. (le gustaba romper las cadenas a la que la amarraban)
También a veces se escapa de noche y se escondía en un matorral que estaba en la misma calle, y sin ánimo de contribuir con leyendas negras de los doberman, por alguna extraña coincidencia le daba por morder a gente de raza negra.
Al parecer la gota que derramó el vaso entre la gente del barrio fue la irrupción de La Pirry, y la ingesta de toda la comida de una fiesta de cumpleaños a la que no habían invitado a mi tía, ya que poco tiempo después también amaneció envenenada.
Segismunda
Perrita Doberman también, muy amorosa, todos los días le dejaba a mi abuela de regalo en la puerta una zarigüeya muerta (creo que debe de haber exterminado la población de zarigüeyas del área).
Esta era tan buen perro que se la robaron
Nunca más apareció.
Por el Honor, por el Deber, por la Humanidad y por la Ley.

