08-19-2008, 09:37 AM
Nada más que el Vacío. Su mente no se posaba en ninguna cosa. No planeaba ninguna estrategia; no trataba de operar dentro de los límites de ninguna ley, ni siquiera la ley universal que obedecen todos los sensei, cualquiera que fuese la escuela de disciplina en que se hubieran adiestrado.
Michael no se concentró en ninguna cosa. No vio ni reaccionó. En lugar de ello, se desplazó al lugar de la batalla: las manos de Masashi. Al hacerlo, no consideró la estrategia de Masashi. No contempló la hoja de la katana de su adversario ni la naturaleza del ataque, sino que hizo lo que necesitaba hacer. Lo que el Vacío le dijo que debía hacer. Alargó los brazos, cogió las manos de Masashi y le arrebató la espada.
p. 436.
Michael hizo acopio de las fuerzas que le quedaban, pero ya la espada de Shiina estaba casi sobre su garganta y comprendió que se hallaba a punto de morir. Puede llegar un momento, había dicho Tsuyo, en que todo lo que se te ha enseñado aquí sea inútil, en que lucharás como debe hacerlo un guerrero, pero en vano. Entonces, te faltará la fuerza, y será el momento de zero: donde el Camino no tiene poder.
Mirando el torvo rostro de su implacable enemigo, Michael comprendió que había llegado ese momento. Él estaba en zero y, como Tsuyo, su sensei, antes que él, estaba perdido. Se hallaba junto al abismo final en que hombre y guerrero se funden y, derrotados, son irremisiblemente arrebatados por las corrientes de un destino inexorable. Era el momento del miedo esencial. Un lugar en que el valor era un concepto aún por nacer.
p. 444.
Lanzó el kiai del samurai, el escalofriante grito de combate, y golpeó la espada de Michael con la suya.
p. 445.
Michael no se concentró en ninguna cosa. No vio ni reaccionó. En lugar de ello, se desplazó al lugar de la batalla: las manos de Masashi. Al hacerlo, no consideró la estrategia de Masashi. No contempló la hoja de la katana de su adversario ni la naturaleza del ataque, sino que hizo lo que necesitaba hacer. Lo que el Vacío le dijo que debía hacer. Alargó los brazos, cogió las manos de Masashi y le arrebató la espada.
p. 436.
Michael hizo acopio de las fuerzas que le quedaban, pero ya la espada de Shiina estaba casi sobre su garganta y comprendió que se hallaba a punto de morir. Puede llegar un momento, había dicho Tsuyo, en que todo lo que se te ha enseñado aquí sea inútil, en que lucharás como debe hacerlo un guerrero, pero en vano. Entonces, te faltará la fuerza, y será el momento de zero: donde el Camino no tiene poder.
Mirando el torvo rostro de su implacable enemigo, Michael comprendió que había llegado ese momento. Él estaba en zero y, como Tsuyo, su sensei, antes que él, estaba perdido. Se hallaba junto al abismo final en que hombre y guerrero se funden y, derrotados, son irremisiblemente arrebatados por las corrientes de un destino inexorable. Era el momento del miedo esencial. Un lugar en que el valor era un concepto aún por nacer.
p. 444.
Lanzó el kiai del samurai, el escalofriante grito de combate, y golpeó la espada de Michael con la suya.
p. 445.
Marco Antonio Arenas Chipola fue expulsado por insultar a mujeres y reclutador para sectas. Se confirma en el año 2009 que ha sido reclutado por la secta templo de la serpiente emplumada, y que realizó robo de un perro con pedigree hacia nuestra AC, además de despojo a su maestro de artes Marciales, Hoffner Long.
