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Laberintos
#3

Mensaje 2 de 9 en la discusión


De: Alias de MSNBrinanSaiwala Enviado: 23/12/2004 12:33

LABERINTO Y CAVERNA INICIATICA

El laberinto, como bien lo ha visto Jacksor Knight, tiene una doble razón de ser, en cuanto permite o veda, según los casos, el acceso a determinado lugar donde no todos pueden penetrar indistintamente; solo los que están "cualificadosâ? podrán recorrerlo hasta el fin, mientras que los otros se verán impedidos de penetrar o extraviarán el camino. Se ve inmediatamente que hay aquí la idea de una "selecciónâ?, en relación evidente con la admisión a la iniciación misma: el recorrido del laberinto no es propiamente, pues, a este respecto, sino una representación de las pruebas iniciáticas; y es fácil comprender que, cuando servía efectivamente como medio de acceso a ciertos santuarios, podía ser dispuesto de tal manera que los ritos correspondientes se cumplieran en ese trayecto mismo. Por otra parte, se encuentra también la idea de "viajeâ?, en el aspecto en que esa idea se asimila a las pruebas mismas, como puede verificárselo aún hoy en ciertas formas iniciáticas, la masonería por ejemplo, donde cada una de las pruebas simbólicas se designa, precisamente, como un "viajeâ?. Otro simbolismo equivalente es el de la "peregrinaciónâ?; y recordaremos a este respecto los laberintos que se trazaban otrora en las lajas del piso de ciertas iglesias, cuyo recorrido se consideraba como un "sustituto" del peregrinaje a Tierra Santa; por lo demás, si el punto en el que termina ese recorrido representa un lugar reservado a los "elegidosâ?, ese lugar es real y verdaderamente una "Tierra Santaâ? en el sentido iniciático de la expresión: en otros términos, ese punto no es sino la imagen de un centro espiritual, como todo lugar de iniciación lo es igualmente (8).
    Va de suyo, por otra parte, que el empleo del laberinto como medio de protección o defensa admite aplicaciones diversas, fuera del dominio iniciático; así, el autor señala particularmente su empleo "tácticoâ? a la entrada de ciertas ciudades antiguas y otros lugares fortificados. Solo que es un error creer que en este caso se trate de un uso puramente profano, el cual incluso hubiera sido cronológicamente el primero, para sugerir luego la idea de una utilización ritual; hay en esta idea, propiamente, una inversión de las relaciones normales, conforme, por otra parte, a las concepciones modernas pero solo a ellas, y que por lo tanto es enteramente ilegítimo atribuir a las civilizaciones antiguas. De hecho, en toda civilización de carácter estrictamente tradicional, todas las cosas comienzan necesariamente por el principio o por lo que es más próximo a él, para descender luego a aplicaciones cada vez más contingentes; y, además, inclusive estas últimas no se encaran jamás desde un punto de vista profano, que no es, según lo hemos explicado a menudo, sino el resultado de una degradación por la cual se ha perdido la conciencia de la vinculación de esas aplicaciones con el principio. En el caso de que se trata, podría fácilmente percibirse que hay algo distinto de lo que verían los "tácticosâ? modernos, por la simple observación de que ese modo de defensa, "laberínticoâ?, no se empleaba solamente contra los enemigos humanos sino también contra los influjos psíquicos hostiles, lo que indica a las claras que debía tener por sí mismo un valor ritual (9). Pero hay más todavía: la fundación de las ciudades, la elección de su sitio y el plan según el cual se las construía se hallaban sometidos a reglas pertenecientes esencialmente a la "ciencia sagradaâ? y, por consiguiente, estaban lejos de responder solo a fines "utilitarios", por lo menos en el sentido exclusivamente material que se da actualmente a esa palabra; por completamente extrañas que sean estas cosas a la mentalidad de nuestros contemporáneos, es preciso sin embargo tomarlas en cuenta, sin lo cual quienes estudian los vestigios de las civilizaciones antiguas jamás podrán comprender el verdadero sentido y la razón de ser de lo que observan, aun en lo que corresponde simplemente a lo que se ha convenido en llamar hoy el dominio de la "vida cotidianaâ?, pero que entonces tenía también, era realidad, un carácter propiamente ritual y tradicional.
    En cuanto al origen del nombre del "laberintoâ?, es bastante oscuro y ha dado lugar a muchas discusiones; parece que, al contrario de lo que algunos han creído, no se relaciona directamente con el nombre de la lábrys o doble hacha cretense, sino que ambas derivan igualmente de una misma palabra muy antigua que designaba la piedra (raíz la-, de donde lâos en griego, lapis en latín), de suerte que, etimológicamente, el laberinto podría no ser en suma otra cosa que una construcción de piedra, perteneciente al género de las construcciones llamadas "ciclópeasâ?. Empero, no es ésa sino la significación más exterior de la palabra, que, en sentido más profundo, se vincula al conjunto del simbolismo de la piedra, al cual hubimos de referirnos en diversas oportunidades, sea con motivo de los "betilosâ?, sea con motivo de las "piedras del rayoâ? (identificadas, precisamente, con el hacha de piedra o Lábrys), y que presenta aún muchos otros aspectos. Jackson Knight lo ha entrevisto por lo menos, pues alude a los hombres "nacidos de la piedraâ? (lo que, señalémoslo de paso, da la explicación de la palabra griega laós ('pueblo, gente'), de lo cual la leyenda de Decaulión ofrece el ejemplo más conocido: esto se refiere a cierto período un estudio más preciso del cual, si fuera posible, permitiría seguramente dar a la llamada "edad de piedraâ? un sentido muy otro del que le atribuyen los prehistoriadores. Por otra parte, esto nos reconduce al tema de la caverna, la cual, en cuanto excavada en la roca, natural o artificialmente, está también muy próxima a ese simbolismo (10); pero debemos agregar que ésta no es razón para suponer que el mismo laberinto haya debido también forzosamente ser excavado en la roca: aunque haya podido serlo en ciertos casos, ello no es sino un elemento accidental, podría decirse, y no entra en su definición, pues, cualesquiera sean las relaciones entre el laberinto y la caverna, importa no confundirlos, sobre todo cuando se trata de la caverna iniciática, que aquí consideramos más en particular.

Laberinto y caverna iniciática
  En efecto, es muy evidente que, si la caverna es el lugar en que se cumple la iniciación misma, el laberinto, lugar de las pruebas previas, no puede ser sino el camino que conduce a ella, a la vez que el obstáculo que veda el acercamiento a los profanos "no cualificadosâ?. Recordaremos, por otra parte, que en Cumas el laberinto estaba representado en las puertas, como si, de alguna manera, esa figuración sustituyera al propio laberinto (11); y podría decirse que Eneas, mientras se detiene a la entrada para contemplarla, recorre en efecto el laberinto, mental ya que no corporalmente. Por otra parte, no parece que ese modo de acceso haya sido siempre exclusivamente reservado para santuarios establecidos en cavernas o asimilados simbólicamente a ellas, pues, como lo hemos explicado ya, no se trata de un rasgo común a todas las formas tradicionales; y la razón de ser del laberinto, tal como la hemos definido antes, puede convenir igualmente a los aledaños de todo lugar de iniciación, de todo santuario destinado a los "misteriosâ? y no a los ritos públicos. Formulada esta reserva, hay sin embargo una razón para suponer que, en el origen por lo menos, el empleo del laberinto -haya de haber estado más particularmente vinculado con la caverna iniciática: pues uno y otra parecen haber pertenecido al comienzo a las mismas formas tradicionales, las de esa época de los "hombres de piedraâ? a que aludíamos poco ha; habrían comenzado, pues, por estar estrechamente unidos, aunque no lo hayan quedado invariablemente en todas las formas ulteriores.
    Si consideramos el caso en que el laberinto está en conexión con la caverna, ésta, a la cual rodea con sus repliegues y en la cual finalmente desemboca, ocupa entonces, en el conjunto así constituido, el punto más interno y central, lo que corresponde perfectamente a la idea de un centro espiritual, y concuerda además con el equivalente simbolismo del corazón, sobre el cual nos proponemos volver. Ha de hacerse notar aún que, cuando la misma caverna es a la vez el lugar de la muerte iniciática y el del "segundo nacimientoâ?, debe entonces ser considerada como acceso no solo a los dominios subterráneos o "infernales", sino también a los dominios supraterrestres; esto también responde a la noción del punto central, que es, era el orden "macrocósmico", al igual que en el "microcósmicoâ?, aquel donde se efectúa la comunicación con todos los estados superiores e inferiores; y solamente así la caverna puede ser, según lo hemos dicho, la imagen completa del mundo, en cuanto todos esos estados deben reflejarse igualmente en ella; de no ser así, la asimilación de su bóveda al cielo sería absolutamente incomprensible. Pero, por otra parte, si el "descenso a los Infiernosâ? se cumple en la caverna misma, entre la muerte iniciática y el "segundo nacimientoâ?, se ve que no puede considerarse a ese descenso como representado por el recorrido del laberinto, y entonces cabe aún preguntarse a qué corresponde en realidad este último: son las "tinieblas exterioresâ?, a las cuales hemos aludido ya, y a las que se aplica perfectamente el estado de "erranciaâ?, si es lícito usar este término, del cual tal recorrido es la exacta expresión. Este asunto de las "tinieblas exterioresâ? podría dar lugar a otras precisiones, pero nos harían traspasar los límites del presente estudio; creemos, por lo demás, haber dicho bastante para mostrar, por una parte, el interés que presentan investigaciones como las expuestas en el libro de Jackson Knight, pero también, por otra, la necesidad, para dar precisión a los resultados y captar su verdadero alcance, de un conocimiento propiamente "técnicoâ? de aquello de que se trata, conocimiento sin el cual no se llegará nunca sino a reconstrucciones hipotéticas e incompletas, que, aun en la medida en que no estén falseadas por alguna idea preconcebida, permanecerán tan "muertasâ? como los vestigios mismos que hayan sido su punto de partida. (*)
(*) Fuente: Cap. XXIX de Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, Eudeba-Colihue, Buenos Aires, 1988 (primera edición 1937).
www.temakel.com



Mensaje 3 de 9 en la discusión

De: Alias de MSNBrinanSaiwala Enviado: 23/12/2004 12:36

  por ersonName ProductID="Alicia Bertone" wConfusedt="on">ersonName wConfusedt="on">Alicia BertoneersonName>ersonName>
ersonName ProductID="Alicia Bertone" wConfusedt="on">ersonName wConfusedt="on">ESPIRALES LABERINTICAS EN EL MUNDO CELTAersonName>ersonName>

Lejos de ser exclusivamente céltica, aparece en todas partes del mundo, desde la prehistoria.

Entre los indios norteamericanos, por ejemplo, en la India o en China.

Como si el hombre hubiera sentido que el desarrollo  del ser individual ocurría

a semejanza  del desarrollo del Universo entero.



La posición del feto en el útero es espiralada, como si el niño se desenroscara  a partir de un centro. A través de este desenroscarse accede a la existencia, palabra en cuya raíz etimológica encontramos el sentido: "fuera de". Pero el camino a "fuera de" es el mismo que a "dentro de". Este "regressus ad uterum" aterroriza porque es el aniquilamiento, pero seduce porque permite alcanzar ersonName ProductID="la esencia. Para" wConfusedt="on">la esencia. ParaersonName> los celtas, la espiral es por lo tanto símbolo de muerte y resurgimiento. Volver al seno de ersonName ProductID="la Madre Tierra" wConfusedt="on">la Madre TierraersonName> es volver al útero que ha dado vida, y la volverá a dar en un futuro. Esta espiral, ya en  los grandes túmulos megalíticos aparece representada con insistencia



Caer Sidi es literalmente "el castillo giratorio " o "el castillo en espiral" En esta fortaleza se halla el caldero de la inpiración de Cerridwen. En el Hanes Taliesin, o La Catedra de Taliesin, una de sus estrofas dice:

"He estado en una silla incómoda sobre el Caer Sidiâ?

Robert Graves analoga esta silla incómoda con la Silla de Idris, donde según la leyenda local, si alguien se acuesta a dormir una noche, puede amanecer muerto, loco o convertido en poeta. Quien logra recorrer hacia dentro y volver por esta espiral, es un renacido, con una nueva conciencia y con el don de ersonName ProductID="la poesía. Según" wConfusedt="on">la poesía. SegúnersonName> la creencia europea primitiva, solo los reyes, la aristocracia guerrera, los magos y los poetas, podían renacer. Es decir, solo seres preparados para enfrentar el desafío de su propio aniquilamiento.



De los árboles sagrados del Beth Luis Nion, hay dos que crecen en espiral: la vid, que además renace bajo una nueva forma al convertirse en vino, y ersonName ProductID="la hiedra. Ambas" wConfusedt="on">la hiedra. AmbasersonName> son un símbolo de renacimiento.



Un juego que ilustra la espiral, y por lo tanto la búsqueda de este centro absoluto, es el juego de ersonName ProductID="la Oca. En" wConfusedt="on">la Oca. EnersonName> este juego se deben pasar una serie de peripecias para alcanzar este centro, y además, según las reglas del juego, cuando se va más allá de la meta se vuelve hacia atrás. Dice Jean Markale: en cierto modo es una búsqueda del castillo del Grial, ojo del huracán, donde se encuentra protegido lo más valioso de este mundo, el secreto de los secretos, esa luz que emana de la copa de esmeralda llevada ante Perceval por una jovencita que supera en belleza a todas las mujeres del mundo. Pero ¡cuántos esfuerzos hay que realizar para llegar a este Castillo de las Maravillas!Cuantas dudas, cuantos desvíos, cuantos retrocesos, cuántas prolongadas esperas en cárceles embrujadas !



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Tampoco es casualidad que se trate de una oca, ya que la oca es el ave consagrada a Boand, la diosa cuyo hogar dice la leyenda que ha sido New Grange. Frente a la entrada de New Grange hay una ancha losa con espirales grabadas. http://www.temakel.com/mundoarqnewgrange.htm







Las espirales son dobles. Se puede seguir con el dedo la línea de afuera a adentro y cuando se llega adentro se  encuentra el comienzo de otra espiral en sentido inverso. Del mismo modo  en el Universo nada concluye, sino recomienza permanentemente, y apenas una puerta giratoria separa lo que se ve de lo que no se ve.



hape id=_x0000_s1044 style="MARGIN-TOP: 3.05pt; Z-INDEX: -2; LEFT: 0px; MARGIN-LEFT: 390.75pt; WIDTH: 172.5pt; POSITION: absolute; HEIGHT: 169.5pt; TEXT-ALIGN: left" type="#_x0000_t75" coordsize="21600,21600">hape>

Según otra leyenda, la fortaleza de ersonName ProductID="la hechicera Blanaid" wConfusedt="on">la hechicera BlanaidersonName> de la isla de Man, estaba protegida por una de esas ruedas y nadie podía entrar en ella hasta que se quedaba inmóvil. Algo así como acertar en el centro del juego, volverse inmóvil para entrar en el ojo del huracán, y luego salir del laberinto con nuevos dones. Tal la historia de todo heroe. En cualquier época y lugar, y que hasta, quien l sabe, puede asumir la identidad de cualquiera de nosotros.

ariustile.com/ ariuscatalog/im160005.htm

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