07-06-2006, 11:25 PM
Hace años que creo que el destino es tu voluntad más íntima, empujándote para lograr la realización.
(También creo que llegué a esa definición después de leerme como mil veces el Demian de Hermann Hesse.)
Con permiso... la combinación destino-pareja no suele acabar bien (suele acabar en cosas como un Brida de Cohelo, puaj).
Otra persona no es un destino, tal vez pueda serlo encontrarse con esa persona, pero nada puede asegurar que vaya a ser algo agradable, o que dure mucho tiempo, o simplemente, que sea como esperábamos... pues el éxito no lo es todo.
No digo estas cosas por amargar la fiesta, puede, y ojalá salga bien.
Pero el destino es una bestia gigante y a menudo sólo tenemos en cuenta la punta de uno de sus pelos... y no es precisamente una criatura con demasiados miramientos.
Creo que a veces tratamos de hacer con nuestras manos destinos más pequeños, más limitados, para vivir más tranquilos. Pero si él cobra fuerza, los devorará, pulverizará o troceará y nos verenos con esos pedazos de pseudodestino cayendo entre nuestras manos, y vendrán a nosotros un montón de preguntas existenciales y un volver a empezar entre ruinas, sin remedio.
Tampoco es tan malo.
(También creo que llegué a esa definición después de leerme como mil veces el Demian de Hermann Hesse.)
Con permiso... la combinación destino-pareja no suele acabar bien (suele acabar en cosas como un Brida de Cohelo, puaj).
Otra persona no es un destino, tal vez pueda serlo encontrarse con esa persona, pero nada puede asegurar que vaya a ser algo agradable, o que dure mucho tiempo, o simplemente, que sea como esperábamos... pues el éxito no lo es todo.
No digo estas cosas por amargar la fiesta, puede, y ojalá salga bien.
Pero el destino es una bestia gigante y a menudo sólo tenemos en cuenta la punta de uno de sus pelos... y no es precisamente una criatura con demasiados miramientos.
Creo que a veces tratamos de hacer con nuestras manos destinos más pequeños, más limitados, para vivir más tranquilos. Pero si él cobra fuerza, los devorará, pulverizará o troceará y nos verenos con esos pedazos de pseudodestino cayendo entre nuestras manos, y vendrán a nosotros un montón de preguntas existenciales y un volver a empezar entre ruinas, sin remedio.
Tampoco es tan malo.
El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)

