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La Licantropía
#21

Fuente: http://club.telepolis.com/meugenia1/desfile_muertos.htm

El desfile de los muertos

Mascaradas animales

Extracto del libro de Carlo Ginzburg "Historia nocturna". Ediciones Península. Barcelona 2003

Bajo la presión de obispos, predicadores e inquisidores, las creencias sobre las bandas de los muertos, ya consideradas supersticiones más o menos inocuas, fueron incorporadas por la fuerza al estereotipo del aquelarre. A partir de la segunda mitad del siglo XVII todas estas creencias fueron tratadas con mayor objetividad.

a). Las rondas de cuestación.

Los testimonios más antiguos de la “procesión de las ánimas” se remontan al periodo en que el cristianismo, mal introducido en el sur de Alemania, empezó a corromperse. Hilscher en “De exercitu furioso” (1688) menciona una costumbre arraigada en Frankfurt en las que cada año se pagaba a algunos jóvenes para que al atardecer llevaran de puerta en puerta un gran carro cubierto de ramaje (¿el carro del Heno?) con acompañamiento de canciones y vaticinios. El vulgo, concluía Hilscher, decía que de este modo se celebraba el recuerdo del ejército de Eckart, es decir, reconocían una representación del “ejército furioso”, de la compañía de los muertos. Nos podemos preguntar si esto se debió a un reencuentro o a una reinvención de la tradición, o fueron ancianos o eruditos que la intentaban resucitar.

En aquellos años los eruditos entrevieron la relación entre las costumbres navideñas o carnavalescas y las antiguas festividades paganas. En el libro de M. Lipen “Integra strenarum civilium historia” publicado en 1670, narra la condena que hizo del obispo Asterio (400 d.C.) a la costumbre de la gente del pueblo que iba de puerta en puerta, entre gritos y aplausos, augurando prosperidad a los habitantes de la casa, exigiendo a cambio dinero; el asedio sólo se levantaba cuando, por agotamiento, se satisfacían los requerimientos de quienes importunaban. En el mismo libro se narra la costumbre de las tropas romanas de la Mesia inferior y Capadocia de nombrar a un rey en el periodo de las Calendas de enero, al cual paseaban en un carro con soldados disfrazados de mujeres, mientras el soberano era objeto de escarnios y burlas. ¿No podría ser el carro cubierto de ramaje una alusión al que transportaba el rey de las Saturnales? Si así fuera, esto confirmaría la hipótesis erudita, pero si el vulgo era capaz de descifrar el significado de la ceremonia, como hemos visto, significaba que el carero era el de Holda, el de la procesión de los muertos.

En un área vastísima de Europa las rondas de cuestación (capta) continuaron con turbas de niños y niñas durante los doce días de Navidad a Epifanía, que iban de casa en casa disfrazados de animales, cantando letanías y mendigando dulces y pequeñas sumas de dinero. Prodigaban toda clase de improperios y maldiciones si recibían negativas, pero auguraban buenos deseos si recibían el regalo. En esta turba se reconoce una representación de la compañía de los muertos, ejemplo viviente en la noche de Halloween de los anglosajones.

B). Las Calendas de enero

Desde los primeros siglos de la era cristiana, la fiesta de las Calendas de enero iba acompañada de ceremonias como la atestiguada por Asterio de soldados travestidos de mujeres. Los ritos referidos a una atmósfera de brujería festiva, sin embargo, presentaban divergencias sustanciales. En el ámbito céltico-germánico encontramos la costumbre de disfrazarse de animales y de dejar ofrendas nocturnas para seres femeninos invisibles. En Oriente encontramos, en primer lugar, rondas de cuestación de niños y jóvenes; en segundo lugar, la entronización (quizá de origen sirio-fenicio) del efímero rey de las Saturnales.

Cesáreo de Arles, sobre el 520, narra la costumbre de los campesinos de preparar, las noches de las Calendas, mesas llenas de comida para tener un año próspero. Buscardo de Works, sobre el 1020, condenaba esta costumbre, precisando que en las mesas se ponían tres cuchillos para las Parcas. Es decir, la Matronae celtas, veneradas como “buenas señoras”, guiadas por la diosa de la prosperidad y de los muertos. Estas figuras, asociadas a los éxtasis nocturnos, recibían de sus seguidoras ofrendas en forma de alimento y bebida.

Así pues, hemos ligado los ritos de las Calendas de enero con los ritos extáticos de las “buenas señoras”. En los disfraces de animales (transformaciones zoomórficas), vemos una correlación ritual de las metamorfosis en animales vividas en éxtasis, o una variante de las cabalgatas extáticas sobre animales. Así pues, tanto en Occidente como en Oriente, durante las Calendas de enero, se representaban diversos modos de entrar en relación con los muertos –dispensadores de prosperidad- en el periodo crucial en que el año viejo termina y se inicia el nuevo.

c) Grupos juveniles de tipo iniciático.

Desde la Península Balcánica hasta Ucrania encontramos unos grupos juveniles que representan rasgos parecidos, como los ceàta de los Cárpatos, los eskari de la Bulgaria macedónica, los surovaskari del este de Bulgaria, los koledari de Serbia, los regös de Hungria y los koljadanti de Ucrania. Estos grupos están formados por hombres jóvenes que se reúnen en Navidad, dirigidos por un jefe, y se dedican a dar vueltas por los pueblos disfrazados y cantando (¿Fiesta de los Locos?). Ante las casas donde ha muerto alguien durante el año entonan cantos fúnebres y dan noticias del difunto. Auguran riqueza y prosperidad. Son recompensados con alimentos y a veces con dinero. Unos presentan sus peticiones amablemente y otros amenazadoramente. Suelen hacer representaciones obscenas. Los koledari eslovenos y, sobre todo, los eskari de Bulgaria macedónica estaban animados por una fortísima hostilidad hacia sus colegas procedentes de los pueblos vecinos. Cuando se encontraban dos grupos estallaban riñas sangrientas, en ocasiones mortales; pero si tenían lugar el 1 de enero gozaban de una impunidad total.

El comportamiento de los jóvenes de estas sociedades está rodeado de un aura mortuoria asociada a formas de violencia ritual y organizaciones guerreras. Así vemos que los charivari (¿Francia?) eran grupos de jóvenes dedicados a controlar las costumbres sexuales del pueblo, los cuales tumultuosamente y disfrazados vagaban por el pueblo., La gente los identificaba con la compañía de los muertos, guíada en este caso por Hennequin, Tenían derecho a cometer excesos y hurtos, como se les reconocía a los Schurtendiebe del Löschental suizo, llamados “ladrones con sayas cortas” que durante el Carnaval salían del bosque hacía el pueblo para saquear con el rostro enmascarado, el cuerpo envuelto en pieles de zorra y la cintura adornada con cencerros de vaca.

Esta violencia nos recuerda a los hurtos y homicidios de extranjeros (ilotas) encontrados al azar, que cometían el grupo iniciático espartano llamado kryptia, después de afrontar un periodo de aislamiento en el bosque. Batallas entre vecinos se daban con los focenses que marchaban de noche contra los tesalios, con el rostro y las armas cubiertas de yeso. Los arios, a quienes Tácito comparaba con un ejército de muertos, porque entraban en combate con los escudos y el rostro tiznados de negro para producir terror en sus enemigos. En Islandia tenemos el grupo llamado berserkir, literalmente “saya de oso”, que se manifestaban con un gran furor guerrero y metamorfoseados en animales feroces, se convertían en una encarnación viviente de la compañía de los muertos guiados por su jefe Odín. Hemos hablado de ellos al tratar a los licántropos. Nos hallamos lejos, en apariencia, de la violencias jocosa de las cuestaciones infantiles, aunque la matriz mítica es la misma.

Los desfiles suceden durante los doce días de Navidad o durante el Pentecostés (23 de mayo), reencarnación cristiana de la antigua Rosalia. Todas estas figuras pueden ser definidas como representaciones de los muertos y mediadores con el más allá.

1. Caluçari contra rusalii.

En Rumanía habian mujeres que caían de forma habitual en éxtasis durante el Pentecostés, se llamaban Rasaliile, cuando volvían en sí, afirmaban que habían hablado con Dios y los muertos. En el ámbito eslavo los rusalii son los espíritus de los muertos, identificados con divinidades acuáticas femeninas. Lo mismo sucedía en un pueblo de Macedonia llamado Velvendos, donde unas mujeres llamadas angeloudia o angeloudes (ángeles) daban informaciones sobre los muertos; sus éxtasis ocurrían en lugares secretos. También en Rumania tenemos los ritos de los caluçari, grupos de jóvenes que danzan, desfilan con espadas y banderas, realizan curaciones, todo ello bajo la protección de una emperatriz mítica (Irodeasa, Arada o Doamna Zînelor), llamada la señora de las hadas, a la que rinden homenaje. Los caluçari rumanos eran grupos de once o menos jóvenes que se disfrazaban de mujeres y fingían voz femenina. Se tapaban el rostro con vendas blancas, saltaban como si volasen, con las espaldas desnudas. Se creía que tenían poderes para curar a los enfermos. Los caluçari salen la noche de Pentecostés para atacar a unos seres espirituales llamados rusalii, utilizando como armas el ajenjo y el ajo. Estos rusalii son las ánimas de los muertos. La diosa que preside los ritos de los caluçari – Irodeasa, Arada, Doamna Zìmelor- era una diosa de los muertos. Son los mismos nombres con los que los obispos e inquisidores habían designado a la divinidad nocturna que en Occidente guiaba a la compañía de los difuntos (Herodíades y Diana). Estos términos indican que la romanización que hizo el clero del nombre de las diosas nocturnas, acabó siendo adoptado por los laicos, hasta el punto de olvidarse de los nombres de la divinidad local. En cambio, la ofensiva de la iglesia ortodoxa contra las supersticiones fue más débil que la lanzada en Occidente, lo que explica la prolongada vitalidad de estos ritos en Oriente.

Si comparamos los caluçari con los benandanti veremos que son especialistas en los maleficios de rusalii y brujas, respectivamente. Ambos están obligados durante la juventud a participar en ritos colectivos mantenidos en secreto. Las sociedades son de tipo iniciático, organizadas de forma militar y guiadas por un jefe, provistos de banderas, instrumentos musicales y de armas vegetales: ajo, ajenjo y haces de hinojos. Los caluçari perseguían a los espíritus de los muertos en forma de rusaldii, rusalii o sântoaderi que aparecían durante la semana de Carnaval, con la forma de caballeros provistos de cola y cascos de caballo, que vagaban amenazadores por las noches arrastrando cadenas y tocando el tambor. Caluçari y benandanti buscaban identificarse con sus propios adversarios, transformándose en espíritus, con lo que pasaban a ser, de modo temporal, muertos. A la misma conclusión habíamos llegado al examinar otros grupos sectarios como licántropos o táltos.

En todos estos casos lo que hace posible la identificación con los muertos es una iniciación, por que la iniciación es siempre, simbólicamente, la muerte.

d). Otros ritos asociados al bienestar material de la comunidad.

1. Encantadores de Moldavia

A mediados del siglo XVII el fraile Marco Bandini describe las proezas de los encantadores y encantadoras de Moldavia, conocido comos tchangö a los que se dirige la gente para conocer su futuro, para curarse o encontrar objetos perdidos. La ceremonia empieza con el balbuceo de los encantadores, tuercen la cabeza, abren desmesuradamente lo ojos y la boca, gesticulan, al tiempo que les tiembla todo el cuerpo. A continuación, caen al suelo con las manos y los pies como descoyuntados y permanecen inmóviles, como muertos, durante una hora o más. Cuando vuelven e sí, el espectáculo es horrendo: sus miembros se retuercen y explican sus sueños como si fueran oráculos.

2. Las kralijce serbo-croatas

En Duboka (Serbia) los éxtasis eran públicos durante el Pentecostés, en el que un grupo de mujeres, rodeadas de hombres, caían en éxtasis y bailaban una danza frenética; su jefe, armado con un cuchillo cuyo mango estaba adornado con plantas medicinales, arrojaba a la cara de las mujeres agua mezclada con jugos de plantas trituradas. Las mujeres evocaban a las personas que habían muerto hacía poco, mostrando regalos a ellas destinados y haciendo sonar su música favorita El grupo de mujeres estaba encabezado por tres reinas llamadas krlijce. En Moldavia aparecen grupos de jóvenes varones disfrazados de mujeres, los caluczenii. Las kralijce serbo-croatas son mujeres, en grupo par, vestidas de hombres que aparecen en Pentecostés.

3. Los punchiadurs grisones.

En el siglo XVI, en los valles alpinos grisones el erudito suizo Gilg Tschulli publicó en Basilea (1538) una descripción de una ceremonia practicada en las localidades de Ilanz y Lugnitz, en la que grupos de hombres disfrazados llamados stopfer (punzadores), armados de gruesos bastones, rondaban de un pueblo al otro dando saltos enormes y embistiendo violentamente. Los punchiadurs (en lengua romance) tenían como objetivo procurar una cosecha de trigo más abundante.

4. Las mesultane de Georgia.

Una analogía específica con los ritos de fertilidad practicados por los “punchiadurs” lo hallamos en las batallas por la fertilidad celebradas en éxtasis por los benandanti del Friul (vertiente opuesta de los Alpes), los kresniki balcánicos, los táltos húngaros, los licántropos bálticos y los burkidzäutä del Cáucaso iraní. En Georgia encontramos a los mesultane, mujeres o niños de más de nueve años que se trasladan en espíritu al más allá, tras haber caído en un letargo roto por gemidos y murmullos, se despiertan y describen el viaje realizado y comunican las demandas de los muertos a las personas o a la comunidad. En Georgia los contendientes se dirigen al campo, cubiertos de pieles de animales, con el rostro tiznado de hollín y representando pantomimas eróticas. La gente cree que los vencedores obtendrán una buena cosecha. Recordemos que los burkudzäutä de los osetas dicen que pelean en los prados del más allá para quitar a los muertos las semillas de trigo.

En el Cáucaso, entre los osetas, los pschiavos y los chevsuri encontramos grupos de ladrones nocturnos que se cuelan a escondidas en las casas y beben un poco de licor y pican trocitos de carne. En estos ladrones nocturnos simbólicos reconocemos a los muertos del Ariège, a los benandanti del Friul, a los brujos de Valais…Su secta, sus incursiones en “espíritu” a las bodegas nos referían ritos antiguos sobre las compañías de ánimas y sobre las batallas por la fertilidad, además de hacer referencia a la proverbial sed de los difuntos. Carlo Ginzbur, en su Historia oscura, dice que “las ofrendas de alimento y bebida a las Matronae, la presencia de Irodeasa al frente de los caluçari, las batallas alpinas y caucásicas por la fertilidad, han proporcionado pruebas de un isomorfismo entre mitos revividos en el éxtasis y ritos relacionados habitualmente con el ciclo de los doce días o del Pentecostés. Oculto tras los relatos, las cuestaciones, las riñas y los disfraces, hemos descifrado un contenido común: la identificación simbólica, en la inmovilidad del éxtasis o en el frenesí del rito, con los muertos”.

En su libro mencionado, Carlo Ginzbur ha intentado demostrar que la pervivencia de fenómenos, como los descritos por Bandini entre una población rumana de origen magiar –étnica y culturalmente ligada a las estepas de Asia-; los ritos de los tchangö de los Cárpatos moldavos, que caían en éxtasis públicos e intentaban hablar con los muertos o recuperar objetos perdidos (como los chamanes lapones o siberianos) , conocidos como los encantadores y encantadoras de Moldavia; lo mismo que en el pueblo serbio de Duboka, hace pocos decenios, grupos de mujeres caían públicamente en éxtasis durante el Pentecostés…, todos ellos revelan la persistencia de la huella dejada por los rituales chamánicos en el ámbito europeo.

5. La fiesta china del Ta No.

A finales de año y comienzo del siguiente, en un periodo consagrado a los espíritus de los muertos, aparece un personaje vestido mitad de rojo y mitad de negro, envuelto en una piel de oso con cuatro ojos de metal amarillo, el cual guía a un grupo de ciento veinte niños que lanzan flechas de espino albar con arcos de madera de melocotonero con el fin de expulsar del recinto del palacio imperial las pestilencias del año viejo. En la ceremonia participan brujas y brujos provistos de escobas de juncos. La fisonomía chamánica del personaje disfrazado de oso, que encabeza la banda de niños (cuestadores europeos), es clara. También lo es la afinidad entre exorcistas y exorcizados, es decir, el disfrazarse para parecer un ánima de un muerto. Se ha relacionado esta ceremonia china con los ritos, extáticos o no, en que comparecen bandas contrapuestas, pero íntimamente similares, en lucha por la fertilidad.

Este es un rito de trastorno del orden tradicional, que simboliza la irrupción periódica de un caos primordial, seguida de una regeneración temporal o refundación cósmica. El tema lo estudió Mircea Eliade en “El Mito del eterno retorno”. Esta anulación ritual recurrente de la historia, según unos procede de un periodo extremadamente arcaico (M. Eliade); según otros tiene un origen reciente en el ámbito de las sociedades agrícolas (V. Lanternari “La grande festa”, Bari, 1976), que además critica la perspectiva ahistórica y mitificadota de M. Eliade.

6. Rastros de batallas rituales.

A. En una inscripción hitita de 1200 a.C. vemos el enfrentamiento de una banda con armas de bronce contra otra dotada de armas de caña.

B. No sabemos porque fecha del calendario (en la época de San Agustín) grupos de personas pertenecientes a la misma ciudad, o incluso a la misma familia (hermanos, padres e hijos) combatían ferozmente a pedradas (arca valenciana) durante días enteros, buscando matarse unos a otros.

C. En Roma, a mediados de octubre, se disputaban dos bandas (catervae) llamadas Via Sacra y Suburra, la cabeza de un caballo sacrificial.

D. La Lupercalia (15 de febrero) era una festividad de la fertilidad. Dos bandos de jóvenes, denominados lupercos, corrían alrededor del Palatino golpeando a las matronas, para hacerlas fecundas, con correas de piel de cabra. Esta época, para el calendario romano, es la de los muertos vagabundos que se comen los alimentos que los vivos habían preparado para ellos.

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
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#22

Viene de Nasdat
De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301 (Mensaje original) Enviado: 21/02/2005 1:35

Hombres Lobo


La terrible figura del licántropo surge desde un pasado remoto y oscuro, pero aún permanece entre nosotros: Sociedades secretas de guerreros y cazadores lobo, lobizones, chamanes capaces de transformarse en el espíritu del bosque, brujos que se metamorfosean bajo la Luna para darse un festín de sangre y violencia... Los hombres-bestia no son sólo un mito; son un fenómeno complejo que se ha ido desarrollando, entre el bien y el mal, a lo largo de la historia.

"Nada saltó del ataúd. Y aunque el hombre que yacía allí dentro hubiera querido saltar, no habría podido; tenía manos y pies sujetos con clavos al fondo del féretro. Tendría unos cincuenta años y llevaba una camisa y unos pantalones de pijama, las dos piezas cubiertas de sangre. Además de los pies y de las manos atravesados por gruesos clavos, tenía un crucifijo clavado en el corazón y otro en la frente... -¿Quién es este tipo?, pregunté... -El hombre lobo, respondieron al unísono... -Era un hombre lobo cuando lo cogimos, pero tan pronto como lo matamos atravesando su corazón con la cruz, volvió a convertirse en hombre... La semana anterior, la gente del pueblo había encontrado en los campos los cadáveres mutilados de cuatro personas, un hombre, dos mujeres y un niño... Luego, dos noches más tarde, tres vecinos vieron una criatura extraña del tamaño de un hombre, que caminaba sobre las patas traseras. Su cuerpo estaba cubierto de pelo largo y negro, y tenía una cola larga. Encima de la cabeza, que era la de un perro enorme, brillaba una luz débil. Y sus ojos eran de color rojo".
Estas espeluznantes declaraciones pertenecen a Douchan Gersi, investigador, escritor, y productor de series documentales quien, en sus viajes a través de Haití, descubrió sorprendido que la creencia en el hombre-lobo no sólo seguía viva, sino que hasta los periódicos se hacían eco de los testimonios de gentes que afirmaban haber visto a la mítica bestia poseída por una entidad vudú conocida como Loa Petro.

El hombre-lobo sigue tan vivo como hace quinientos años. Hasta no hace mucho, como en un caso registrado en 1946, los indios navajos perseguían a miembros de su tribu a los que consideraban hombres-lobo dedicados a la magia negra y, en 1957, la policía de Singapur investigó el caso de un hombre-lobo que aterrorizó a las enfermeras de una residencia. Una de ellas afirmó haber visto "una cara horrible y peluda, con grandes colmillos salientes".

En 1988, la Fox Broadcasting Company recibió más de 340.000 llamadas de espectadores que afirmaban haber visto hombres-lobo a los que acusaban de diferentes asesinatos no resueltos por la policía. El cine y la literatura se han encargado de difundir la imagen del hombre que, convertido en bestia, se deja emborrachar por los apetitos más oscuros y tenebrosos del ser humano. La realidad es mucho más compleja, y aún más fascinante. Existen hombres-lobo involuntarios, personas que no pueden evitar la transformación y son víctimas de una maldición que destroza su vida y la de otros. Pero existen otros que afirman metamorfosearse a voluntad. Algunos de estos últimos están del

ladode la luz; otros, del de las tinieblas.

AL FILO DE TODOS LOS MUNDOS

En muchas culturas, el lobo no es sólo un animal, se le considera un "espíritu", una fuerza sobrenatural cuyo poder recorre los bosques. Para algunas tribus amerindias, un lobo arquetípico es el Creador de todo. No es de extrañar entonces que sea uno de los espíritus ayudantes favoritos de muchos chamanes, especialmente entre los lapones, cuyos espíritus-lobo les permite asumir la forma y habilidad de este animal.

Erik T. forma parte de una comunidad escandinava en la que han sobrevivido buena parte de las técnicas mágicas que se empleaban en el mundo germano y otras aprendidas de un contacto secular con la comunidad lapona. Muchas de esas prácticas, habituales hasta hace menos de un siglo entre los lapones y fineses, poseen rasgos chamánicos muy fuertes. Entre ellas se cuenta la práctica del viaje extático bajo formas animales mediante lo que se ha dado en llamar "transformación psíquica". Así nos relata su primera experiencia en este sentido, una especie de primera toma de contacto con otras formas de percepción diferentes a la humana, en su caso la de un lobo: "Caminábamos de noche por el bosque. Habíamos estado recogiendo ciertas plantas... Comencé a tener una extraña sensación en el estómago. En lo oídos, un zumbido que parecía nacer entre el paladar y la nuca. Estaba entrando en una especie de trance (...). Las sensaciones se incrementaron y, en un instante, sentí salir del abdomen la figura de un lobo conectado a mi cuerpo por un hilo luminoso hasta una distancia de unos cuatro metros delante de mí".

En otros casos el chamán afirma ser capaz de incorporar su conciencia al cuerpo de un animal ya existente. Sea de una forma u otra, hay una afinidad psíquica, una especie de parentela del alma entre el chamán y el animal en el que se transforma. Vale decir que si bien la transformación física, en estos casos, no tiene lugar, psíquicamente es un lobo, posee su naturaleza. La pregunta ahora es: ¿puede tener lugar una transformación física real?

Muchos viajeros, exploradores y militares afirman haber tenido extrañas experiencias que parecen avalar la capacidad de algunos hechiceros para trascender la propia forma. Tal es el caso de Frederick Kaigh, un inglés que en los años 30 y cerca de la frontera congoleña con Rhodesia, vivió una aventura espeluznante. Oculto en la copa de un árbol quiso ver con sus propios ojos una ceremonia secreta. Un nyanga, un hechicero disfrazado de chacal, ejecutaba una ceremonia entre el ruido de los tambores tocados por la congregación. De repente, se oyó un lejano aullido de chacal. El nyanga contestó a la llamada y numerosos animales respondieron al grito. Entró en un estado de frenesí tal, que su imitación del animal parecía de una asombrosa realidad. Tras una danza terrible y bestial, cayó en trance. Poco después, un hombre y una mujer desnudos saltaban hacía donde yacía el nyanga y comenzaron a su vez a imitar a los chacales. De repente, asistió a un fenómeno que años más tarde aún no sabía si atribuir a una especie de hipnosis colectiva o de acción sobrenatural: "para mi asombro e incredulidad, vi a la pareja convertirse en chacales ante mi vista".

HIJOS DE LA FIERA

Pero el parentesco psíquico con el lobo no es exclusivo de hechiceros, cuya transformación, aunque voluntaria, implica una "posesión", una irrupción en la consciencia de los peores instintos de ambas especies, humana y lobuna; ni de los chamanes, quienes adquieren las virtudes positivas del lobo, en tanto que "espíritu" benéfico del bosque, a la vez que conservan su conciencia. Lo hallamos también en el Totemismo, una creencia muy extendida entre muchas culturas del planeta según la cual, el clan tiene como antepasado a algún animal mítico. El antepasado directo de muchos clanes, sobre todo entre los indios norteamericanos de la costa norte del Pacífico, es el lobo. Durante las ceremonias y danzas rituales, los bailarines llevan máscaras y vestidos de lobo y sus movimientos imitan los del animal mítico y las acciones heroicas que dieron lugar al nacimiento del clan. Desde su punto de vista, los miembros de estos clanes son auténticos hombres y mujeres lobo. Como también lo son, desde el suyo, los integrantes de las sociedades secretas del lobo.

Europa ha tenido sus propias sociedades secretas de guerreros lobo. De entre ellos, unos especialmente feroces, los berserker del mundo antiguo escandinavo, guerreros terribles, que saltaban al combate semidesnudos, cubiertos de pieles (la palabra berserk significa "camisa de oso") en estado de trance, poseídos por un furor sagrado, sin que "el hierro les pudiese herir ni el fuego quemar". Aullando como bestias, los berserker se lanzaban al combate con la boca espumeante y mordiendo salvajemente sus escudos. Su sola presencia aterrorizaba a sus rivales. Existían diferentes categorías entre ellos: algunos eran guerreros oso; otros, no menos terribles, eran conocidos como ulfhednar ("pellejos de lobo"), guerreros lobo.

EL PODER DE LA BESTIA

Con el tiempo, los berserker acabarían convirtiéndose en guerreros feroces ansiosos de sangre capaces de llevar a cabo todo tipo de crímenes y desmanes, pero en un principio fueron castas de guerreros magos consagrados a Odín, cuyo nombre procede de un vocablo, ódr, que viene a significar furia, éxtasis, sabiduría mágica e inspirada.

Los rasgos chamánicos de Odín son muy intensos. Entre sus poderes se haya el cambiar de forma y viajar por todos los mundos. Sus compañeros, o quizá deberíamos decir sus espíritus ayudantes, son dos cuervos y dos lobos, Gere y Freke, literalmente "glotón" y "voraz". En el mito odínico, se mezclan la guerra, la caza y el poder chamánico, sobre todo en la figura de la "Cacería salvaje", una imagen nórdica de la tormenta como una tremenda y estruendosa partida de caza contra las fuerzas del mal encabezada por Odín, montado sobre Sleipnir, su caballo de ocho patas, y seguido por las doncellas guerreras, las valkyrjur; los muertos caídos en combate, los einherjar; y una multitud de lobos y seres sobrenaturales.

Todavía en una fecha tan tardía como 1691, en la Europa del nordeste quedaban restos de los antiguos cultos y creencias en hombres-lobo asociados a los poderes odínicos de la luz. Se detectan incluso sociedades secretas de hombres-lobo dedicados a combatir brujas y demonios. Así se desprende de las declaraciones del anciano Thiess, un hombre-lobo lituano, efectuadas durante el juicio celebrado contra él en Jürgensburg en 1691. Thiess confesó que él y sus compañeros, se transformaban en lobos tres noches al año para combatir al diablo hasta "el fin del mar", es decir, el infierno. Según él, su nariz rota se debía a un golpe recibido en un combate que, en una de esas ocasiones en las que perseguían a los agentes del infierno, había tenido con cierto mago negro llamado Skeistan.

Según el anciano, cuando los hombres-lobo mueren van al cielo, y si no fuera por su intervención, el diablo asolaría la tierra, ganados y cosechas, explicó Thiess, quien afirmaba que tanto los hombres lituanos como los alemanes y rusos odiaban al diablo y se consideraban los "perros de Dios". Su convencimiento de que el oficio de su sociedad era completamente benéfico para la humanidad era tal que cuando los inquisidores intentaron convencerles de que todos los hombres-lobo habían hecho un pacto con el diablo, el anciano les contradijo enérgicamente y llegó a afirmar que sus acciones eran de mayor provecho que las del sacerdote.

Testimonio parecido dio un joven en Riga, quien afirmaba que en su condición de lobo había combatido contra brujas. Algunas personas sabían cuál era su condición. En una fiesta, el joven se desmayó. Al día siguiente, a quienes le habían reconocido como hombre-lobo, les relató que había caído en trance y estuvo combatiendo durante el mismo con una bruja presente en la celebración.

Restos de antiguas tradiciones se dan también en el caso de los franceses meneurs de loups, los encantadores de lobos, personas vinculadas a la tradición brujeril, en la que perviven probablemente algunos rasgos menores del antiguo druidismo galo. Estos seres, voluntariamente aislados de las sociedad como ermitaños o flautistas itinerantes, iban siempre acompañados de lobos, sus únicos amigos, que les seguían hechizados por la melancólica música de sus flautas. La misma fascinación parecían sentir los lobos hacia Ana María García, nacida en 1623 en el pueblo asturiano de Posada de Llanes, a quien llamaban "la Lobera", porque iba de un lado para otro y "andaban los lobos con ella". La Lobera afirmaba que el poder sobre los lobos le había sido transmitido por otra bruja asturiana, Catalina González, lo cual podría indicar la pervivencia, en el norte de España, de una cadena iniciática de encantadores de lobos.

TIEMPO DE HOGUERAS. SATÁN Y EL HOMBRE-LOBO

La admiración y el respeto por el lobo, el "espíritu del bosque", se iría tornando en odio y miedo con la llegada del Cristianismo y la deforestación. Por un lado, el lobo acabaría convirtiéndose en símbolo del mal, la noche y la oscuridad; una bestia al servicio de Satán, opuesta al divino Cordero. Por otra parte, la desaparición a lo largo de la Edad Media de los grandes bosques europeos, habría obligado a la población lobuna a causar estragos en el ganado e, incluso, a vagar por ciudades y pueblos en busca de víctimas fáciles y propicias. A partir de ese momento, se extendió por todo el viejo continente un deseo de extinción del temido depredador, rodeado ya de un halo de fascinación y horror.
La posibilidad de convertirse en un hombre-lobo bestial y maldito aparece ya en la antigüedad clásica, como en el mito, referido por Pausanias y otros autores, del rey Licaón, transformado en lobo por un Zeus irritado al ver que el monarca le había sacrificado un niño de corta edad. Pero es en los siglos XVI y XVII donde la figura del hombre-lobo asociado al mal acaba eclipsando la figura del mago o del chamán que se transforman voluntariamente en lobo para combatir deliberadamente a las fuerzas oscuras de la naturaleza. Se dibujan así, definitivamente, las figuras del waerul danés, el volkulaku eslavo, el warulf sueco, el lupo manaro italiano, el bisclavaret bretón, el währ-wölffe germano, el lukokantzari griego y el gerulf o loup-garou francés, tal y como los conocemos en la actualidad.

Francia se convirtió en el epicentro de una auténtica epidemia de licantropía, registrándose unos 30.000 casos entre 1589 y 1610.

Pero anteriormente, en 1558, un cazador, tras encontrarse con un noble de la localidad que le pidió alguna de las piezas que cobrara durante el día, fue atacado por un lobo del que pudo zafarse incluso llegó a cortarle una garra que guardó en un zurrón. Se dirigió a la casa del noble a quien contó lo sucedido. Para su sorpresa, al sacar la garra para enseñársela a su interlocutor, lo que extrajo fue la mano cortada de una dama. El noble, aterrado, reconoció el anillo de oro en uno de los dedos. Se dirigió apresurado hacia las estancias inferiores y encontró a su esposa vendándose un muñón aún sanguinolento. La mujer confesó su naturaleza de lobo y fue condenada a arder en la hoguera.

LOS HOMBRES-LOBO BRUJOS

Más famoso es el caso ocurrido en Dôle, Franco Condado, en 1573, donde el Parlamento se hizo eco de las denuncias de varias localidades, según las cuales, "en los últimos tiempos se ha visto con frecuencia un hombre lobo, que al parecer ha apresado a varios niños pequeños, a quienes no se ha vuelto a ver".

El 9 de noviembre, unos campesinos rescataron a una niña de las fauces de un enorme lobo. Éste escapó, pero algunos testigos creyeron reconocer en la bestia los rasgos de Gilles Garnier, "el eremita de Saint Bonnot". Seis días después, la desaparición de un niño de 10 años provocó el apresamiento de Garnier, quien confesó ser un hombre-lobo y haber matado y devorado a varios niños. La carne de una de sus víctimas le pareció tan exquisita que le llevó un trozo a su mujer. El eremita de Saint Bonnot fue quemado vivo el 18 de enero de 1574.

La intervención diabólica y la relación con la hechicería queda patente en un caso ocurrido treinta años más tarde en las Landas, donde un pastor de 14 años, Jean Grenier, confesó que "cuando tenía diez u once años, mi vecino, Del Thillair, me presentó, en las profundidades del bosque, al Maître de la Forêt, un hombre negro que me hizo una señal con una uña y nos dio a Del Thillaire y a mi una piel de lobo y una pomada. De vez en cuando, corro por el campo bajo la forma de un lobo".

Según su declaración, tras ponerse la piel de lobo y untarse con el ungüento, se transformaba en lobo, aspecto bajo el cual había devorado a más de cincuenta niños de la comarca. El tema del cinturón de piel de lobo reaparece en otro proceso famoso, esta vez alemán. El acusado, Peter Stubbe, afirmaba estar en posesión de un cinturón mágico de piel de lobo, "proporcionado por el diablo", que le daba la capacidad de transformarse en lobo. De esta forma, atacó, violó y devoró a muchas víctimas, entre las cuales se hallaban dos mujeres embarazadas, de las que extrajo el feto para comerse el corazón caliente del mismo.

Desde los doce años, Stubbe había practicado la magia negra. Finalmente, fue encontrado culpable de cometer incesto habitualmente con su hija y su hermana y de algo mucho más terrible: haber derramado toda su maldad sobre quien él llamaba el alivio de su corazón, su propio hijo, a quien condujo a un bosque "donde lo asesinó con la mayor crueldad, hecho lo cual, le sacó realmente los sesos fuera de la cabeza y se los comió".

Tras sus espantosas declaraciones, Stubbe fue torturado en la rueda, lo desollaron mediante tenazas al rojo vivo, le rompieron brazos y piernas, fue decapitado y, por último, se quemó su cuerpo junto al de su amante y su hija, condenadas ambas a arder vivas como cómplices de sus fechorías.

NO TODO ESTÁ EXPLICADO

Los casos de hombres-lobo diabólicos se suceden a lo largo de nuestra historia desde el siglo XVI. En algunos casos se trata de una maldición, una posesión diabólica que obliga al individuo a convertirse en una fiera sedienta de sangre. En otros, son hechiceros, que mediante ungüentos, cinturones o rituales, se transforman en animales para acudir al aquelarre y experimentar goces brutales y prohibidos.
Desde esos primeros tiempos, la ciencia ha intentado dar explicación al fenómeno. Para algunos, sería la rabia, trasmitida a seres humanos por perros o lobos enfermos, y cuyos síntomas, como el babeo y la necesidad de morder, habrían dado lugar a la leyenda. Para otros, se trataría de la porfiria, una enfermedad genética que provoca un crecimiento inusitado del vello facial y corporal, fotosensibilidad -lo que les obliga a vivir de noche-, deterioro de la nariz, orejas, párpados y dedos, así como enrojecimiento de dientes y uñas. Otros han aludido a los efectos de los ungüentos alucinógenos. Hay quien afirma incluso que la existencia de niños salvajes, abandonados y criados por lobos, habría dado lugar al nacimiento del mito. Para los psicólogos, se trata de licantropía, asociada a psicosis maníaco-depresivas, neurosis histéricas disociativas, esquizofrenia, epilepsia y síndromes cerebrales orgánicos.

Lo cierto es que, aunque sirvan para aclarar muchos casos estudiados recientemente, ninguna de las hipótesis propuestas parece ofrecer una explicación satisfactoria del fenómeno. Hay muchos chamanes que aseguran convertirse en lobos en su viaje extático. Su condición de espíritus libres les permite adquirir la forma que deseen. El haber tomado conciencia de la verdadera naturaleza que se oculta tras cada forma y especie parece haberles dado la posibilidad de liberarse de un sólo estado de Ser, pudiendo así asumirlos todos, según sus necesidades.

Caso opuesto sería el de los hechiceros y los hombres-lobo involuntarios, ambos llevados por impulsos malignos y destructivos. Las tradiciones de diferentes culturas afirman que el hombre posee varias almas, una de las cuales es la de un animal o un vegetal y que a veces "reside" realmente en uno de estos seres. Desde el punto de vista tradicional, esta creencia equivales a decir que entre el Ser inmutable e incalificable y la forma manifiesta en lo material existen diversos estratos psíquicos intermedios, más concretos y limitados cuanto más nos acercamos a la forma asumida tal como la percibimos en este mundo. Cuando esta forma muere, el Ser adopta otra. Pero al igual que la materia física del cuerpo se descompone en múltiples partes que van a integrarse en otros cuerpos (parte de nuestra materia puede haber formado parte antes de una fruta, un cristal o una estrella ya desaparecida), la sustancia psíquica se desintegra a su vez, yendo a conformar la materia psíquica de otros seres.


FANTASMAS MENTALES

Pero los rasgos psíquicos asimilados dentro del edificio mental no tienen por qué ser los heredados de otros seres humanos, sino que abarcarían los de otros muchos seres, incluidos los lobos. Si esos rasgos son lo suficiente intensos, podrían, en algún caso, apoderarse de la conciencia del individuo. Y ahí comenzaría la maldición del hombre-lobo.

Todo ello nos lleva a la gran pregunta. ¿Puede tener lugar la transformación real? La respuesta quizá la tenga de nuevo el chamán. Para él, la realidad física que percibimos no es la auténtica, sino un agregado de sensaciones e interpretaciones consensuadas, algo que la física cuántica parece confirmar cada vez más. Los colores, las sensaciones, los sonidos, no existen, son sólo radiaciones, ondas de presión, partículas que interactúan, un manojo de "fantasmas" mentales con los cuales levantamos un modelo del mundo que en realidad no es el mundo. ¿Y si, en determinadas circunstancias, esa realidad construida por todos pudiese romperse, como decía Don Juan a Castaneda?, ¿y si pudiera ser remodelada? Nosotros no tenemos la respuesta. Quizá la tenga ese astro pálido y redondo que mira a través de la ventana. ¡Un aullido! En el crepúsculo se abre la grieta entre los mundos. Es la hora del lobo.

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
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#23

Traducción del Acta del juicio a Thies, el hombre lobo de Livonia.

FUENTE: Hadas, brujas y hombres lobo en la Edad Media. Historia del doble. Claude Lecoteux, Ed. J.J. de Olañeta, Palma de Mallorca, 1999. pp.199-206 (Texto original en O. Höfler, Kultische Geheimbünde der Germanen, Frankfurt, 1934, p.345-351).


Enero de 1691, Jürgensburg, Livonia.

Nos parece útil dar la traducción de este documento desconocido en nuestro país, pues presenta un múltiple interés: vemos a los jueces enviscados en sus preguntas rutinarias, que tienden a medirlo todo con el rasero del cristianismo; constatamos su incapacidad para comprender una mentalidad que no es la suya; descubrimos que algunos hombres lobo son los defensores de la sociedad. Hay sobretodo la aculturación casi completa de los antiguos datos referentes al Doble, bien documentados todavía en el caso de los Benandanti: ya no se trata de cuerpos en letargia, y la metamorfosis es sustituida por un traje de lobo. También encontramos las indicaciones del momento: El día de Santa Lucía, bien conocido en el mundo germánico por el paso del Cortejo salvaje, y por el recrudecimiento de la actividad de los espíritus; el día de San Juan, fiesta del solsticio, una de las dos “puertas” (januae) del año, aunque no sepamos aquí si se trata del día de San Juan de verano (24 de junio) o del de invierno (27 de diciembre), y el día de Pentecostés, gran fiesta de renovación primaveral.

Traducimos las partes más importantes de las actas del proceso, tomándonos la única libertad de restablecer el diálogo, mientras que el escribano lo consignó todo en tercera persona. Se respeta la grafía de los nombres propios y sus variantes. Algunas dificultades léxicas de superan en función del sentido general. Seegen significa a la vez “bendición, suerte” y “fertilidad”; zauberer, “mago” y “brujo”; blüte, “floración, flor, semilla”.



In Puncto Licantropía y otros Actos prohibidos y nefastos.

Jueces presentes: el Sr. Asesor Bengt Johan Ackerstaff, sustituto del juez provincial.. El Sr. Asesor Gabriel Berger.



Como Peter, posadero de Kaltenbrun, ha sonreído tras haber prestado juramento, se le pregunta la razón. Responsio: Veo que mi compadre, el viejo Thies, también tiene que jurar. Quaestio: ¿Y por qué no habría de prestar juramento como tú y prestar testimonio sobre el vuelo ahora en la iglesia? R.: Todo el mundo sabe que es amigo del diablo y que es un hombre lobo. ¿Cómo puede jurar si no niega haberlo sido durante largos años?



Tras oír a los otros testigos, ad dandum testimonium, se reprocharon estos cargos al viejo Thies, que simplemente reconoció haber sido antaño hombre lobo, pero que ya no lo era desde hacía diez años; declaró además que ya lo habían interrogado sobre eso en Nitau, em la época en que todavía eran jueces el señor barón de Crohnstern y los señores Rosenthal y Caulich, cuando, por aquel entonces, Skeistan, campesino de Lemburg hoy difunto, le había partido la nariz porque el declarante había traído del infierno las semillas que el tal Skeistan había arrojado allí para evitar que creciese el trigo. Los jueces arriba mencionados no le habían hecho nada, se habían burlado de él y lo habían dejado libre porque Skeistan no se había presentado.



Entonces, antes de seguir cualquier interrogatorio, se informaron de si Thies se encontraba en posesión de todos sus sentidos y de toda su razón y si no había estado loco, o si no lo seguía estando, a lo cual, además de aquellos que conocían bien a Thies, respondió el señor Bengt Ackerstaff, en representación del juez provincial, diciendo que Thies había vivido antaño en sus tierras y había estado a su servicio varios años, que nunca había carecido de sentido común, que nunca había negado lo que era y que, como los jueces de aquella época no le habían hecho nada, Thies había sido hombre lobo tanto más libremente y que los campesinos lo habían tomado casi por un ídolo.



Ipse ad haec quarebatur: ¿Cuándo y en qué lugar te golpeó Skeistan y con qué? R.: En el infierno, con un mango de escoba del que colgaban colas de caballo. El juez que presidía la sesión dio fe de que en aquella época Thies había tenido destrozada la nariz. Q: ¿¿Cómo fue el declarante al infierno y dónde se encuentra éste? R: Los hombres lobo van a pie, con el aspecto de lobos; el infierno está en el extremo del lago llamado Puer Esser, en el pantano que hay junto a Limburg, a una media milla de Klingenberg, dominio del señor sustituto del presidente. Allí hay espléndidas mansiones y guardianes que golpean violentamente a los que quieren llevarse las semillas de trigo y el trigo llevados a aquél lugar por los brujos. Las semillas se conservan en una bolsa (¿) y el trigo en otra.



Q: ¿Qué aspecto teníais cuando os transformasteis en hombres lobo? R: Teníamos una piel de lobo que simplemente nos poníamos encima. Un campesino de Marienburg, venido de Riga, me trajo una que luego di a un campesino de Alla, hace ya algunos años.



Preguntado, Thies no quiso decir sus nombres y cuando se indagó specialius, varió (en sus declaraciones), diciendo que se iban a los matorrales, se quitaban las ropas habituales, se transformaban inmediatamente en hombres lobo y dembulaban como lobos, despedazando los caballos y el ganado que encontraban. Pero el declarante nunca despedazó animales grandes, tan sólo corderos, cabritos, cochinillos, etc. De todos modos, en la región de Seegewold, había un individuo muy destacado, ahora ya muerto, llamado Tyrummen – el declarante no era nada comparado con él porque el diablo da más poder a uno que a otro -, y aquel individuo se dedicaba al ganado crecido si lo encontraba, a los cerdos de engorde, se los llevaba de las granjas y los devoraba en compañía suya. A menudo eran veinte o treinta a la ves los que se llevaban un montón [de animales], luego comían en los caminos y asaban [a sus presas].



Q: ¿Cómo hacíais fuego y con qué? R: Tomábamos el fuego en las granjas, y de los calderos, y nos hacíamos espetones con madera, quemábamos los pelos; no comíamos carne cruda. Q: ¿Participó a menudo el declarante de estos banquetes? R: Sí, por supuesto. Q: ¿Qué hacían con los animales pequeños que cogían? R: También los devorábamos. Q: Dado que os habíais transformado en lobos, ¿por qué no os comíais la carne cruda, como hacen los lobos? R: No tenemos la costumbre. Nos la comemos asada, como hombres. Q: ¿Cómo la sujetabais, puesto que, según declaras, teníais cabeza y patas de lobo con las que no podíais sujetar un cuchillo ni preparar un espetón ni llevar a cabo los demás trabajos necesarios? R: No teníamos necesidad de cuchillos, desgarrábamos la carne a dentelladas y fijábamos los pedazos de carne sobre trozos de madera, si encontrábamos, y cuando nos los comíamos éramos otra vez como hombres, pero, al hacerlo, no empleábamos pan. Cogíamos sal en las granjas, cuando nos íbamos. Q: ¿Os saciabais completamente y el diablo comía con vosotros? (Prius affirmat, posterior negat). R: Los brujos comían en el infierno con el diablo, cosa que no se permitía a los hombres lobo, que entraban rápidamente, se apoderaban de algo y emprendían la huída con su botín, porque, si los cogían, los guardianes enviados por el diablo nos pegaban ferozmente con grandes azotes de hierro, que ellos llamaban vergas, y nos echaban del infierno como perros, porque el diablo, pro idiomate Lettico Ne eretz, no podía soportarnos.

Q: Puesto que el diablo no podía sufriros, ¿por qué os transformabais en hombres lobo e ibais al infierno? R.: Porque queríamos traer del infierno lo que los brujos se habían llevado allí, ganado, trigo y otras semillas; porque yo y los demás habíamos tardado en hacerlo cierto año y no llegamos al infierno cuando las puertas aún estaban abiertos, no pudimos traernos las semillas y el trigo cogidos por los brujos y hubo mala cosecha. Pero este año, yo y los otros hemos actuado a tiempo y hemos hecho lo que debíamos.

Según eso, el declarante trajo personalmente del infierno tanta cebada, avena y centeno como podía llevar encima, y por lo tanto tuvimos excelentes cosechas, aunque más de avena que de centeno.



Q:¿Cuándo sucedió eso? R: Antes de Navidad, la noche de Santa Lucía. Q: ¿Cuántas veces por año os reunís en el infierno? R: Generalmente tres veces: las noches de Pentecostés, de San Juan y de Santa Lucía. Por lo que se refiere a las dos primeras veces, no siempre, pero sobretodo las noches en que el trigo está maduro, porque en ese momento los brujos lo toman enseguida y se lo llevan al infierno, y los hombres lobo se ponen manos a la obra para traerlo de nuevo. Q: ¿Con quién estabas la última noche de Santa Lucía? R: Con gente venida de muchos pueblos, de la región de Rodenpei y de la de Sunszel; los conocíamos y les preguntábamos el nombre, porque había allí tropas diferentes. Skeistan Rein, hijo del hombre antes citado, había formado parte de una de ellas antes que yo, pero no lo he visto últimamente e ignoro la causa.

Preguntado sobre los de Jürgensburg, Thies respondió que debían de formar parte de otra compañía, pues no había ninguno en la suya.



Q: ¿Cómo puede decir el declarante que durante la última noche de Santa Lucía trajeron del infierno la buena cosecha de aquel año, que se habían llevado los brujos, si el trigo aún no está maduro y por tanto no se ha podido recoger? R: Los brujos tienen su propio momento, y el diablo siembra mucho antes. Los brujos toman un poco, se lo llevan al infierno, y los hombres lobo lo traen de nuevo. Nuestra semilla ya no crece más, y lo mismo ocurre con los árboles frutales – también los hay en el infierno – y los peces. En Navidad, en el infierno, todos los trigos están ya completamente verdes, así como los árboles. Puesto que la última noche de Santa Lucía conseguimos traer una buena parte de los peces robados por los brujos, se puede estar seguro de que este año habrá buena pesca. Los brujos toman las semillas futuras y se las llevan al infierno, pero éstas no pueden crecer tanto como las que se siembran y crecen en el infierno.



Q: ¿Habéis encontrado, cada vez que ibais al infierno, edificios que están allí permanentemente? Affirmat. Q: ¿Habéis podido ver gente que viviera alrededor? R: Ese lugar no está en la tierra, sino debajo, y la entrada está protegida por una puerta que nadie puede encontrar si no forma parte de él. Q: ¿ Hay mujeres y muchachas entre los hombres lobo, y alemanes? R: Hay mujeres, pero no se admiten muchachas, porque si no, se convertirían en Puiken [¿variedad de demonios?] o en dragones, serían embrujadas y harían desaparecer la abundancia de leche y mantequilla. No hay alemanes en nuestra compañía; tienen un infierno particular.



Q: ¿Qué sucede con los hombres lobos cuando mueren? R: Son enterrados como los demás hombres, y sus almas suben al cielo. El diablo se lleva las de los brujos. Q: ¿Asiste el declarante a la iglesia, escucha con recogimiento la palabra divina, reza con celo y comulga? – Negat, no hace nada de eso-. Q: ¿Cómo puede ir a Dios tu alma si no lo sirves a él, sino al diablo, no vas a la iglesia nio para confesarte, y no comulgas, como tú mismo reconoces? R: Los hombres lobo no sirven al diablo, pues le quitan lo que le llevan los brujos, por eso el diablo los odia, no los soporta y hace que les echen como perros, a golpes de azote de hierro. Los brujos sirven al diablo y cumplen su voluntad, por eso le pertenecen en cuerpo y alma. Todo lo que hacen los hombres lobo es por el bien de los hombres, y si ellos no existiesen ni robasen al diablo las promesas de la cosecha, ya no quedaría nadie en el mundo.

Y Thies confirmó esto mediante juramento, agregando que, el año pasado, los hombres lobo rusos llegaron antes y habían conseguido la bendición de su país (ihres landes seegen). Por eso creció allí tan bien el grano, al contrario que en nuestro país, porque nosotros llegamos demasiado tarde. Pero este año nos hemos adelantado a los rusos y tendremos un año fértil y bueno para el lino. ¿ Por qué no va a aceptar Dios mi alma sólo porque no voy a la iglesia y no comulgo? Cuando era joven no me dijeron nada de eso, no me instruyeron. Yo no hago ningún mal.

Se le prodigaron explicaciones con gran celo y finalmente se le hizo comprender.

Q: ¿ No es hacer mal robar ganado al prójimo, como has reconocido, y transformar imaginativamente la imagen de Dios, el hombre, en lobo? ¿Y faltar al juramento hecho en el momento del bautismo a Cristo tu Salvador, a saber, renunciar a Satanás, a sus obras y a sus pompas? ¿Y olvidar a Dios, cometer pecados muy prohibidos, que disgustan y ofuscan a los demás hombres? ¿Y no ir a la iglesia, donde, gracias a los sermones y a los sacerdotes, podrías alcanzar el conocimiento de Dios y servirlo? ¡Prefieres precipitarte camino del infierno cuando nuestro pastor pasa por las granjas y exhorta a rezar, a asistir asiduamente a la iglesia y dejarse instruir! R: He causado poco daño al ganado. Los demás han causado mucho más que yo. Es verdad que el señor pastor pasa por las granjas, instruye a la gente y reza con los que allí están. También yo repetía con ellos lo que decía el señor pastor, pero resultó que no pudo venir más. Y ahora que soy viejo, tengo que aprender todo eso.

Q: ¿Qué edad tienes y dónde naciste? R: Cuando los suecos tomaron Riga (1621) yo ya sabía rastrillar y labrar. Nací en Curlandia. Q: Puesto que la última noche de Santa Lucía fuiste otra vez al infierno, ¿ por qué has pretendido que habías cedido tu condición de hombre lobo a un campesino de Alla hace tiempo? R: No he dicho la verdad porque ya no tengo fuerza y soy viejo, pero ahora lo haré. Q: ¿Qué provecho sacas de ser hombre lobo? Todo el mundo sabe que mendigas y no tienes ningún bien. R: ¡Ninguno! Un individuo de Marienburg me convirtió en hombre lobo bebiendo a mi salud, y a partir de entonces tuve que comportarme como hombre lobo. Q: ¿Reciben los hombres lobo un signo del diablo para que pueda reconocerlos? R: (Negat). Marca a los brujos, los trata y los alimenta de cabezas de caballos muertos, sapos, serpientes y otras alimañas. Q: Puesto que eres viejo y careces de medios, debes pensar cada día en la muerte: entonces, ¿quieres morir como hombre lobo? R: No, antes de morir pasaré mi condición de hombre lobo a otro, si puedo. Q: ¿Cómo lo vas a hacer? R: Haré como me lo hicieron a mí: brindaré a la salud de alguno, soplaré tres veces en el vaso, diciendo: “que te ocurra lo que me ocurrió”. Si el otro toma el vaso, ya no seré hombre lobo, y estaré liberado. Q:¿ No crees que eso también es un pecado y una ilusión diabólica, y que no puedes darle eso a nadie, salvo a aquél que, como tú, no sabe nada de Dios y siente inclinación a ello? R: Es verdad que no puedo convertir en hombre lobo a nadie en contra de su voluntad. Pero muchos, al ver que soy viejo y estoy incapacitado, me han pedido que les pase mi condición de hombre lobo. Q: ¿Quién te lo ha pedido? R: Están lejos de aquí, unos, en los dominios del señor juez, otros, en Sunszel, y no puedo decir los nombres. Q: Puesto que dices que hay grandes perros feroces cerca del infierno, cuando tú y otros os habíais transformado en hombres lobo y teníais el aspecto de los lobos, ¿os atacaban los perros, y os alcanzaban los tiradores? R: Podíamos escapar fácilmente de los perros, pero los tiradores podían alcanzarnos. Los perros del infierno no nos hacían nada. Q: Según tú has dicho, Tyrummen, de Seegewold, entraba en las granjas de los campesinos y se llevaba cerdos de engorde; estas granjas no carecen de perros: ¿No fue atacado y mordido por ellos? R: ¡Si los perros se diesen cuenta! Cuando eso ocurría, los hombres lobo corrían mucho más deprisa que ellos y los perros no podían alcanzarlos. Tyrummen era muy malo y causaba mucho daño a la gente. Por eso Dios lo hizo morir joven. Q: ¿Qué fue de su alma? R: Ignoro si la tomó Dios o la tomó el diablo. Q: ¿Qué hacíais de las semillas de trigo y de árboles y de todo cuánto le quitabais al diablo? R: Las lanzábamos al aire, y caía la bendición sobre la tierra, sobre ricos y pobres.



En este punto, volvieron a amonestarlo y lo persuadieron de que todo eso no eran más que ilusiones y engaño diabólico, cosa que él mismo podía ver, por ejemplo, en el hecho de que la gente que de aquel modo perdía ganado y cerdos de engorde no dejarían de hacer investigaciones y terminarían encontrando el rastro, sobre todo de los cerdos, allí dónde éstos habían sido asados y devorados.

R: No robábamos cerca [de las granjas], sino lejos,¿Quién hubiera podido descubrirnos? Q: ¿Cómo puede ser que uno de esos cerdos grandes y gordos, y grtandes animales con cuernos puedan ser llevados por un lobo a veinte o treinta millas, o más, por entre zarzas y eriales, e incluso fuera de Estonia, como dices? ¿Ves como todo eso no son más que falsas imaginaciones, engaño diabólico e ilusión? R: Es la verdad. Tyrummen de Seegewold partía a veces toda una semana. Yo esperaba con mi compañía en los matorrales y, cuando había traído un cerdo bien gordo, nos lo comíamos juntos. Entretanto, comíamos liebres y otros animales slvajes que capturábamos en los matorrales. Ahora ya no tengo fuerza para ir tan lejos y capturar y traer algo. Puedo tener tanto pescado como quiero, aunque no puedan tenerlo otros, pues tengo un don particular para eso. Q: ¿No tienes intención de volverte a Dios, de renunciar a esas prácticas diabólicas, de arrepentirte de tus pecados y salvar así tu alma de la condenación eterna y de las penas del infierno?



R: (Thies no quiso responder francamente) ¿Quién sabe adónde irá mi alma? Soy viejo, ¿ qué puedo entender yo de estas cosas?

Finalmente, muy presionado, afirmó estar dispuesto a abandonar todo aquello y volverse hacia Dios.




El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
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