09-18-2007, 11:53 PM
Siguiendo con una estricta sencillez en la teoría y practica, el fundamento histórico de Reiki, a pesar de su profundidad puede ser resumido en un párrafo.
Los animales conocen esta medicina tanto como nosotros, un perro por ejemplo, utiliza su lengua para acelerar el proceso de cicatrización o por la frotación hacer circular energía en un área afectada o herida.
La imposición de manos fue desde la prehistoria una practica de sanación inconsciente.
Lo primero que vemos en un niño que se golpea, es el impulso de poner sus manos en donde le duele
Parafraseando a Hiroshi Doi, de Gendai Reiki, es de suponer que en otras épocas se hizo evidente que algo especialmente benéfico irradiaba de las palmas de las manos y que algunas personas por sus características tenían mucha mas capacidad de irradiación que otras. Por esta misma razón los descendientes de esas personas fueron vistos en la comunidad como los recipientes de un saber especial que bien pudo ser una constitución fisiológica o un rango energético que poco a poco se fue puliendo en una practica reglamentada y a su vez se metamorfoseo en instituciones, linajes, etc. A esa practica la conocemos como Reiki hoy en día en su aspecto mas sencillo.
Sanadores como Buda o Jesucristo siempre vienen a la mente del curador por imposición de manos como referentes extremos de una capacidad de sanar a través de una energía especial, envolvente y sanadora. Debo decir también, que actualmente la desmitificación de estas practicas es una de las tareas del practicante de Reiki: evitar mitificar o convertir a la medicina de la naturaleza en un dogma.
Imponer manos tiene varios efectos que muchas veces pasan desapercibidos, pues no están en el rango de la cura energética, pero que también juegan un rol en la curación de una persona o animal:
- El contacto físico, sin ser una caricia necesariamente, tranquiliza.
- El calor o frió de las palmas, estimula procesos químicos y físicos en áreas afectadas por el dolor (el mismo efecto se logra con pomadas o parches de deportistas).
- Estimula circulación de la sangre, entre muchas otras.
Los animales conocen esta medicina tanto como nosotros, un perro por ejemplo, utiliza su lengua para acelerar el proceso de cicatrización o por la frotación hacer circular energía en un área afectada o herida.
La imposición de manos fue desde la prehistoria una practica de sanación inconsciente.
Lo primero que vemos en un niño que se golpea, es el impulso de poner sus manos en donde le duele
Parafraseando a Hiroshi Doi, de Gendai Reiki, es de suponer que en otras épocas se hizo evidente que algo especialmente benéfico irradiaba de las palmas de las manos y que algunas personas por sus características tenían mucha mas capacidad de irradiación que otras. Por esta misma razón los descendientes de esas personas fueron vistos en la comunidad como los recipientes de un saber especial que bien pudo ser una constitución fisiológica o un rango energético que poco a poco se fue puliendo en una practica reglamentada y a su vez se metamorfoseo en instituciones, linajes, etc. A esa practica la conocemos como Reiki hoy en día en su aspecto mas sencillo.
Sanadores como Buda o Jesucristo siempre vienen a la mente del curador por imposición de manos como referentes extremos de una capacidad de sanar a través de una energía especial, envolvente y sanadora. Debo decir también, que actualmente la desmitificación de estas practicas es una de las tareas del practicante de Reiki: evitar mitificar o convertir a la medicina de la naturaleza en un dogma.
Imponer manos tiene varios efectos que muchas veces pasan desapercibidos, pues no están en el rango de la cura energética, pero que también juegan un rol en la curación de una persona o animal:
- El contacto físico, sin ser una caricia necesariamente, tranquiliza.
- El calor o frió de las palmas, estimula procesos químicos y físicos en áreas afectadas por el dolor (el mismo efecto se logra con pomadas o parches de deportistas).
- Estimula circulación de la sangre, entre muchas otras.
"Ni los muertos estarán seguros si el enemigo gana"<br /><br />W. Benjamin

